Descubre el último Taller de Juguetes Tradicionales y Cartonería de la CDMX
Álvaro en la puerta de su negocio situado en Chihuahua 129 (Col. Roma Nte.)

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Resistencia

Descubre el último Taller de Juguetes Tradicionales y Cartonería de la CDMX

Así comenzaría, hace diez años, este experimento artístico: un taller ambulante donde Jasmín se dedica al 100% a la cartonería y Álvaro a la juguetería.

La historia de estos artesanos es ejemplar e inspiradora. Álvaro y Jasmín empezaron trabajando para Conaculta en un programa que se llama "Alas y Raíces" y al que, como a tantos proyectos culturales de nuestra ciudad, se le fue restando el presupuesto hasta el punto que estos dos artistas, fundadores del Taller Tlamaxcalli, también conocido como el "Archivo General de Sueños y Utopías", decidieron abandonar el programa y comenzar su propia aventura.

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Nos decía Álvaro que "hubo un momento en el que Conaculta quería que trabajáramos por dos pesos pero nosotros consideramos que a los niños no los puedes enseñar a trabajar con basura porque luego toda su vida van a creer que así se trabaja".

Así comenzaría, hace diez años, este experimento artístico: un taller ambulante donde Jasmín se dedica al 100% a la cartonería y Álvaro a la juguetería.

En sus comienzos, el taller era itinerante ya que sus herramientas y materiales se concentraban en un camión de fletes y mudanzas que, poco a poco fue creciendo con constancia. Andaron por diferentes estados de la República durante cuatro años, hasta que hace seis, lograron instalarse en este mágico espacio situado en Calle Chihuahua 129 (Col. Roma Nte.).

Aunque es un taller relativamente joven, Tlamaxcalli presenta numerosos logros: presencia en festivales, menciones y premios y, sobre todo, la satisfacción de saber que alumnos del taller han extendido la sabiduría aprendida, fundando sus propios talleres en países como Francia y Chile.

Ahora el taller cuenta con dos artesanos más además de Álvaro y Jasmín, Analilia Neri y Alejandro López, quienes se incorporan hace año imedio. Analilia, en concreto, está ya a punto de certificarse como cartonera gracias a tu interés, pasión y constancia fuera del taller en éste último año y medio.

Como cualquier profesión, la del artesano requiere de mucho trabajo y ganas. Nos contaba Jasmín que hay alumnos que han cursado talleres por dos o tres años pero no han logrado ser profesionales porque no le han dedicado más tiempo que el de asistir al puro taller. Sin embargo, alguien puede convertirse en profesional en menos tiempo si hay una dedicación diaria, propuestas nuevas y trabajo por su cuenta.

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Cuando hablamos del futuro con los componentes del "Archivo General de Sueños y Utopías" nos confiesan que no tienen pensado moverse de dónde están, a pesar de que la Roma ha cambiado mucho y los cambios no son, necesariamente, de su agrado . "Para ser cartonero uno no necesita un espacio grande, se necesitan ganas, y cuando requieres espacios más grandes, se alquilan".

Cuando han hecho piezas monumentales, se ha coordinado con la organización o la asociación con la que están que los ha contratado ya que, generalmente, cuentan con algún espacio, ya sea un estacionamiento o un patio, donde seguramente se pueda trabajar. Si son piezas grandes hechas en el taller, se procura que las piezas salgan y entren por la puerta.

Como taller destacan, definitivamente, porque hacen juguetes y, además, cartonería. En La CDMX no hay otro taller de juguetes con la diversidad que Tlamaxcalli ofrece, ya que ellos trabajan todo tipo materiales y técnicas. Además, la mayoría de estos talleres de cartón o juguetes, tampoco se encuentran en la Ciudad sino en el Estado.

En este taller se decidió no hacer sólo cartonería porque como dice Álvaro: "No somos fábrica, y cuando te aburres de hacer muñecas de cartón, pues haces juguetes de madera, y cuando te aburres de hacer muñecos de madera, haces víboras de carrizo. La característica del Artesano, es que uno no quiere ser fábrica, no trabajamos más que lo que queremos porque sino te conviertes en maquilador del turista y se pierde la esencia del Artesano".

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En este tallercito de juguetes y cartonería nunca se hace lo que la gente quiere, sino lo que les hace felices. Y se defiende la idea "libertad de creación" ya que, para ellos, el Artesano, en todo el mundo, está por fin recuperando su dignidad, lo cual es de suma importancia porque ya quedan pocos artesanos en el mundo y "los artesanos que quedan ya no son aquellos que llegaban pidiendo a la gente que les comprara sus creaciones, sino que dignamente superan al artesano jodido y triste" porque los artesanos actuales saben que, en este momento histórico de globalización y super producción en factorías, donde se fabrican millones de productos iguales, el artesano –quien crea obras únicas- recupera el valor que algún día pareció perder.

Jasmín, titulada en pedagogía, retomaba la frase de su camarada Chintete para explicarnos que ella no es artesana porque no le quedó de otra, sino porque quiso. Así, a sus 33 años, celebra este año más de una década de dedicación al arte de la cartonería, es maestra y se siente muy feliz con cada pieza que hace. Hoy la sorprendimos terminando unos mapaches gigantes.

Muchos artesanos hijos de artesanos, quienes fueron a la Universidad y sacaron un título, acabaron reconociendo el poco futuro de sus carreras y regresaron al negocio familiar, retomando así los oficios de sus padres y abuelos, que presentaban muchas más salidas que lo que sus títulos universitarios les ofrecían, sencillamente, porque los oficios se están perdiendo y hay mucha menos gente dedicándose a ellos, que intentando acceder a los trabajos a los que los títulos universitarios nos direccionan algunas veces. Nos compartía Jasmín el caso de un arquitecto cuya familia se dedicaba a la talla en madera y quien, después de la universidad, descubrió a los pocos trabajos a los que accedía. Así decidió rescatar el negocio familiar aplicando las nociones aprendidas durante sus estudios (marketing, venta, producción, diseño…), dándole así un estupendo giro a la talla en madera realizada por su familia anteriormente, y posicionando este negocio en muy buen lugar, precisamente gracias a ello.

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Le preguntamos a Álvaro cuánto tiempo lleva haciendo juguetes:
"Hacer juguetes es tan simple… todo es un juguete. Aunque no lo creas… a un niño le regalas una caja, y adentro se mete, y es un juguete. Y a veces está más entretenido jugando con la caja, que con el juguete que venía dentro. Entonces, yo empecé a hacer juguetes cuando yo tenía cinco años de edad (…) no concibo hacer un juguete pensando en venderlo, primero estoy pensando en cómo divertirme, así nunca tengo trabajo, siempre estoy haciendo juguetes. Por eso este taller tiene éxito."

Estos días en los que al fin hay una conciencia del trabajo, producción y administración de materiales, el artesano que ha trabajado en su oficio toda su vida, está siendo reconocido y valorado.

Al Taller Tlamaxcalli, llega gente de todos los estratos porque, además el taller tiene juguetes para todos los bolsillos, desde 3 hasta 3000 pesos. Toda persona que viene al taller puede comprar algo. Hay para todos los gustos y todas las edades, y el ambiente que el visitante encontrará en el taller, es siempre un ambiente de cordialidad. Y una característica más a destacar del Taller Tlamaxcalli, es que los talleres no se dan por horas "no somos psicólogos, sino artesanos" decía Álvaro, así que les permitimos a quienes trabajan en su pieza, que lo hagan el tiempo que necesiten. Sin embargo, en otros espacios, tenemos constancia de que las enseñanzas se miden por el tiempo lo cual, a la hora de enseñar un oficio, resta libertad a los futuros artesanos y no les da la oportunidad de dedicarle el tiempo que necesiten y sienten a su creación. Así, durante trabajos como el realizado por el Taller en el estado de Tamaulipas, durante dos meses y el cual consistió en construir un alebrije a modo de carro alegórico, acabaría en brindar también ayuda para terminar sus carros a las escuelas que les pidieron ayuda, porque la libertad de creación estaba presente y no había nadie midiendo el tiempo de esta ayuda.

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Por último, Álvaro señalaba que vivimos en un mundo lleno de Licenciados pero donde ya no hay oficios, por lo cual hay que darle esta importancia, y motivar e incentivar a quienes quieren dedicarse a ellos.

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