Nietzsche no es nihilista ni pesimista: una breve explicación
Por SPDP vía Flickr.

FYI.

This story is over 5 years old.

Identidad

Nietzsche no es nihilista ni pesimista: una breve explicación

Decir lo contrario es, simple y llanamente, erróneo.

Una de las comprensiones más comunes y erróneas sobre el filósofo alemán, Friedrich Nietzsche, es que era un nihilista. Se puede ver en todos lados y, usualmente, tiene que ver con una interpretación en la que se estigmatiza al autor a partir de su temática. En efecto Nietzsche habla mucho sobre nihilismo, pero es todo lo contrario a aceptarlo y profesarlo, sino que, en cualquier caso, él se ve a sí mismo y su obra como una afrenta al nihilismo.

Publicidad

Entonces, ¿qué es nihilismo? Como ideología pueden encontrarse varios matices y maneras de comprender el mismo concepto, pero su base más común ronda alrededor de la imposibilidad de que la vida tenga un sentido trascendente (valor por sí misma) y que, por consecuencia, ésta es emparentada con pesimismo y escepticismo radical que condena la existencia. Nietzsche, definitivamente, no defiende este tipo de pensamiento, sino que lo emparenta con el estilo de vida que llevan todas las religiones semíticas, es decir, judaísmo, catolicismo, islam y cristianismo. Para Nietzsche creer en dichas religiones es precisamente ser un nihilista; una persona que niega el valor de la vida misma y, en la búsqueda de aliviar su sufrimiento terrenal, cree en un mundo trascendente donde no tendrá que sufrir más.

El mayor problema con la religión, y en particular la católica, es que se distanciaron demasiado de los conceptos que lo engendraron y se convirtieron en una "moneda gastada" que perdió su valor por completo. Si en un momento cumplieron la función de brindar estabilidad social a través de sus enseñanzas, ahora se han convertido en "fariseos" que solamente la cuidan y reforzan por amor al poder o, en cualquier caso, por detestar esta vida que se traduce para ellos en sufrimiento. Nietzsche, en su búsqueda por afirmar la vida, decide atacar el nihilismo de frente, en vez de crear una existencia trascendente que, tratando de negarlo, se sume más en ello.

Publicidad

Por consiguiente, él constantemente ataca los preceptos morales y los sinsentidos que constituyen una moral y una ciencia que tiene todas las respuestas y se vuelve inmutable. Para Nietzsche, la fe ciega en la religión es igual de peligrosa y falaz que la fe ciega en la ciencia, simplemente es un cambio de dios, pero igual de falaz. Sin embargo, el alemán no debe de ser comprendido tampoco como un relativista (que todo es relativo y subjetivo) sino que él defiende la idea de que todos los conceptos y valores que tomamos como verdaderos deben trabajar para nosotros. En palabras más concretas: en orden para atacar la angustia y aplastante dolor del nihilismo, es necesario afirmar la vida, no negarla como según hacen las religiones semíticas.

Escultura de Nietzsche en Hamburgo, Alemania.

La negación de la vida, del cuerpo, es un síntoma que Nietzsche nota comúnmente en las filosofías decadentes. En La Genealogía de la Moral, por ejemplo, Nietzsche explica que en hombre que disfruta de sus capacidades físicas, un hombre que está lleno de vida, no puede formular un desprecio hacia el cuerpo pues sabe perfectamente que de éste se vale para poder disfrutar esta vida. Sin embargo, los hombres que no podían gozar de la misma manera que él, se unieron y lo convencieron de que debe sentirse apenado por enorgullecerse, se debe de arrepentir, que su cuerpo le miente y que la verdad se encuentra en la cabeza, la razón, la fe. Esta supresión de las instancias naturales y corporales se convierte en una insignia del catolicismo y las religiones semíticas para Nietzsche. A sus ojos, totalmente de manera contraria a como la naturaleza funciona, el humano le da la espalda a sus propio cuerpo y, por lo tanto, a sí mismo. Y es por ello que, de manera reactiva, genera valores que celebren la enfermedad, la compasión y la negación de los instintos, cuando es esto mismo lo que causa infelicidad en los hombres, "hay más sabiduría en tu cuerpo que en tu más profunda filosofía", alegaba el filósofo en Gaya Ciencia (Ciencia Jovial o Ciencia Alegre). Él quiere quitarle dicho poder a Dios, a la religión, y volverlo a poner en manos de los hombres.

Publicidad

El concepto de la muerte de Dios, es decir, la pérdida para el hombre de un significado trascendente y universal no es un mensaje pesimista. Sino la razón para ver el horizonte con alegría, el mismo nombre de su obra Aurora se refiere a ello. Una vez que la humanidad se pueda quitar las cadenas del nihilismo que causa la religión, ahora podrá generar su propio valor en el mundo, acorde a sus necesidades, y mutable al igual que él. Aún más, en la Gaya Ciencia, después de anunciar la muerte de Dios, Nietzsche anuncia el concepto de amor fati (Amor al destino en italiano) ¿qué quiere decir esto? Pues que viendo la catastrófica caída de los viejos "ídolos" es decir, conceptos y valores de la sociedad occidental, seremos capaces de establecer nuestro propio significado y podremos ver el destino no como algo terrible y doloroso, sino como un aura que celebra y ama la vida en su máxima expresión. Es una ciencia alegre porque refiere a los hombres mismos, de sí para sí mismos, no para la reestructuración de un falso ídolo o promesa, sino del poder generador y destructor –más allá del bien y del mal, de los propios hombres.

Decir que Nietzsche es un nihilista es igual de irónico que decir que Marx fue un capitalista. Hablar de un tema mucho no significa que lo prediques ni mucho menos.

Relacionados:

La (In)existente relación entre Nietzsche y Dostoievski

Donald Trump: un garabato firmado por Andy Warhol

Cómo asimilar la pérdida del amor de tu vida según C.S. Lewis