La perfección del esténcil en el arte urbano: C215

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Perfiles

La perfección del esténcil en el arte urbano: C215

Christian Guémy es la voz de los marginados en las calles del mundo.

C215 es un artista urbano completamente atípico. Lejano de corrientes y ambiciones megalómanas, el artista francés se mueve con y representa las facciones que se vuelven invisibles hoy en día. Lejos de buscar los muros más grandes para proyectar mensajes importantes o de súper impacto, el artista nacido en Francia durante 1973, conversa en voz baja con los afortunados espectadores de sus obras escondidas por todo el mundo.

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Vagabundos, errantes, refugiados, enamorados, olvidados, pareciera que las figuras humanas que C215 siempre retrata se mueven dentro de las penumbras de la sociedad, y el artista no hace otra cosa que darles una voz, un lugar, un presente del cual forman parte y ya no son los marginados, sino las estrellas en su propio derecho. Su producción no se restringe solamente a los marginados, con varias intervenciones señalando desapariciones de periodistas, figuras pop bajo comisión, o hasta representaciones en esténcil de arte renacentista. Sin embargo, lo que hace destacadamente especial su producción en cuanto a los marginados es que se nota un tono que sólo una persona que se ha sentido de esa manera podría retratar.

"En cuanto a los vagabundos y niños de la calle, yo solamente he querido representar a la gente que realmente pertenece a las calles y los niños que no tienen oportunidad en la vida", comentó el artista. Esto no es inconexo, por supuesto, Guémy tuvo una infancia sumamente difícil ya que su madre lo tuvo tan sólo a los 12 años y terminó por acabar con su vida a los 18, lo cuál dejaría al artista con sus abuelos quienes de una manera muy extraña lo orientaron a ser como su madre, habituándolo a sus hábitos y costumbres, como lo era dibujar. "Yo soy un huérfano y estoy un poco obsesionado con la rotura de la personalidad y la sensación de vacío: se supone que tengo un trastorno de límite de personalidad, y cortar esténciles para luego pintarlos es como una terapia personal sobre mis propios miedos, mis propios fantasmas".

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No es fácil encontrarse con un C215 ya que, errante como sus personajes, el artista se cuela por las respiraciones de los cartones cortados que usa para fabricar sus esténciles y se convierte en un escapista del graffiti. Aquí, uno se encuentra frente a un artista que, nunca cubriéndose la cara ya que usualmente hace sus obras en postales olvidadas o lugares en decadencia, se afianza del anonimato forzado en el que viven las personas retratadas en su obra.

A diferencia de las estáticas y declaratorias referencias usuales de su medio, el esténcil de Christian Guémy marca un flujo interminable de movimiento y vívidas representaciones que, en algunos casos, hasta se les podría nombrar realistas. Con movimiento y color Guémy adorna el exterior con detalles sutiles que sin prever su impacto transforman el entorno.

Su alias proviene de la C de Christian, y "el número del cuarto donde decidí lo que mi vida ha sido desde entonces. Me gusta este lado anónimo, como un producto, el símbolo, como un tipo de evocación de multitud y soledad al mismo tiempo", aclaró el artista. Y precisamente esto es concordante con sus diversas expresiones en calles de todo el mundo: estando en las calles se convierten en un punto de absoluta democracia y entendimiento, esperando con brazos abiertos interrogantes y declaraciones, críticas y aceptaciones, pero al mismo tiempo denotando un sombreado exclusivo de las reflexiones psicológicas internas de cada persona. Libertad de abstracción presentada como una realidad social y se entiende como una realidad personal. Un sentido equívoco entre la adecuación del objeto y el sujeto.

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