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Los demonios lujuriosos del Bosco se convierten en provocadoras esculturas

Alessandro Boezio esculpió algunas de las monstruosidades del Bosco.
Imágenes cortesía del artista

La disfunción anatómica se ve en todos lados en la última y aterradora serie de esculturas del artista italiano Alessandro Boezio. Piernas y dedos son tejidos como una trenza, una vasija de cerámica se vuelve antropomórfica por dos piernas que patean sus costados, siete pares de piernas y nalgas hacen un – fragmentado – ciempiés humano. Sus arreglos imaginarios están inspirados por el padre del surrealismo, El Bosco, y en una obra en particular: el Tríptico de las Tentaciones de San Antonio, como una opera de tres partes llena de demonios y brujas atormentando al monje cristiano que busca mantenerse incorruptible.

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Boezio vio la obra por primera vez en el Museo Real de Bellas Artes de Bélgica, y pensó que sería simbólico usarlo como inspiración para una exhibición en Bruselas, actualmente activa en la Macadam Gallery. “Cada figura pintada dentro del trabajo de El Bosco esconde un preciso, simbólico significado relacionado con el tema de la tentación,” él señala. Por ejemplo, en el panel derecho, un hombre desnudo tiene su pie atorado en una vasija, que es alusión al sexo. En otro lado, un demonio está “manejando” una vasija de vino con piernas de un animal y, a lo lejos, una mujer desnuda – simbolizando lujuria – se esconde dentro del tronco de un árbol, ofreciéndose al santo.

Uno encuentra trazos de ese imaginario a través de la obra de Boezio. La mujer dentro del árbol es referenciada con una rendición de dos palmas, con largas ramas en vez de dedos. La vasija aparece dos veces, con la adición de unas piernas humanas a los lados que hace parecer al orificio de la vasija un orificio humano excesivamente dilatado. Desde cierto ángulo, la vasija parece un torso sin cabeza, con piernas donde debería de tener brazos.

El resto de los cuerpos híbridos de Boezio, aunque se relacionan menos con las ilustraciones de El Bosco, atacan los mismos temas. No es claro si la caótica pila de extremidades encontraron lo que estaban buscando – parece que están atrapadas en un estado perpetuo de vigilia. “La tentación de la lujuria ha sido un tema fuerte en el pasado y nunca ha perdido ese poder. Todavía es un tema muy importante hoy en día. Las imágenes o maneras de representarla han cambiado, pero los sentimientos no,” recalca Boezio. “Eso es lo que intenté hacer por medio de reinterpretar a Jerónimo Bosco.

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 “Mi trabajo es un punto medio entre el pasado y lo contemporáneo,” añade el artista. “Esto también se ve reflejado en los materiales que uso para el producto final. Mármol y cerámica son materiales que están muy asentados en la tradición italiana.” Todas las esculturas en la serie están bañadas en blanco, dejando solamente el enfoque en las siluetas y las sombras que ellas crean.

En la galería, al lado de las contorsionadas partes del cuerpo trabajando en conjunto para satisfacer sus deseos, 12 sets de dedos cruzados cuelgan desde un círculo en el techo. La obra está inspirada por un trabajo diferente de El Bosco o unos de sus seguidores, La Tentación de San Antonio. “San Antonio, quien no debe de caer en las tentaciones de los pequeños demonios que lo rodean, asume una posición en cuclillas que es inscrita en una forma circular. Sus manos, en un gesto de oración, están inscritas en un círculo.” La instalación es la única de Boezio que trabaja con un aura santa o dorada.

Installation view at Macadam Gallery

Mira más de Alessandro Boezio en su sitio y en Facebook.

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