El momento en el que se decidió tomar las calles de regreso. Es superficial la crítica que se le hace, generalmente, al arte urbano: vandalismo, contaminación visual, afectación al espacio público, lo que sea. ¿Pero qué tal sobre el constante recuerdo, el aplastante estigma que nos hacen vivir las grandes compañías todo el tiempo? Donde sea que voltees, en donde sea que estés, en la red o en el coche, no importa, recuerda que tú nos perteneces. Tus calles son nuestras calles, lo que consumes es lo que eres, tu vida es nuestra vida.
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Ennoblecedor o egoísta, cualquiera de los dos, no hay nada más comprensible que entender por qué alguien querría pintar las calles nada más por que sí; porque se puede; porque puedo. Hoy nadie dice que Banksy es un vándalo, pero su obra demanda que lo recordemos como tal. Él, y toda la bola de artistas que un buen día decidió no estar conforme con tragarse todo lo que "se puede" según el gobierno, cultura o instituciones, son la más clara afrenta de lo que se puede ver perdido en el mar de publicidad que nos rodea: libertad.Sea una propuesta nula de significado, un nombre, un tag, un mural que ataca a un presidente, no importa, el arte tendrá que ser anárquico. Sin reglas ni tapujos, con ganas de molestar o simplemente para matar tiempo, es un constante recuerdo de que uno puede ser más grande que el siguiente centro comercial o que nada importa en realidad.El cómic de abajo, ilustrado por Gavin Aung Than de Zen Pencils y usando las palabras de Banksy, describe precisamente esta relación e impulso por atacar a aquéllos que bombardean nuestras caras con publicidad.La ilustración y el mensaje son igualmente necesarios hoy en día, disfrútalo abajo.
Si quieres ver más fantásticos cómics, no dudes en visitar Zen Pencils.Relacionados:Santiago Caruso: El Ilustrador de los Poetas MalditosPlaticamos con Smithe, el camaleón del arte urbano en MéxicoLa ilustración como poesía visual en la obra de Henn Ki