Jesús Benítez nos cuenta por qué mató a Dhear

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Jesús Benítez nos cuenta por qué mató a Dhear

Platicamos con el ilustrador y artista urbano mexicano Jesús Benítez, mejor conocido como Dhear, sobre la situación actual en México y su evolución como artista.

Platicamos con el artista e ilustrador Jesús Benítez, antes conocido como Dhear, sobre sus inicios en el graffiti, el cambio de su firma y su opinión sobre la evolución del muralismo.
Jesús Benítez es uno de los artistas que se incluyen en el libro Muros Somos, una iniciativa de Cynthia Arvide para documentar la corriente de muralismo urbano en México que está en búsqueda de fondos para publicarse. A continuación un fragmento de la entrevista que realizó Arvide para este libro.

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Arvide - ¿Por qué decidiste no usar más tu firma Dhear?

JB - Desde hace tiempo quería repensar el seudónimo que utilizaba para hacer graffiti y separarlo de mi nombre para hacer arte. Recuerdo que desde que era niño alguien que me influyó mucho fue Barry McGee, y es uno de los escritores de graffiti que pasó al mundo del arte contemporáneo pero él pasó con el nombre de Barry McGee y mantenía su nombre de graffiti Twister. A mí me gustaba eso de separar las entidades pero como que nunca tuve el valor hasta hace un año o dos. Me quedé con ese nombre que escogí a mis 13 años porque me gustaban esas letras para pintar pero nunca estuve muy a gusto. En esta etapa en la que siento un poco más de madurez, decidí hacer mis proyectos de arte y murales bajo el nombre de Jesús Benítez, y mis proyectos de graffiti tradicional de letras bajo el nombre de Mephisto o Fausto. El personaje Dhear lo maté.

Cuéntame de alguna obra de arte urbano que te haya marcado o motivado a dedicarte a esto.

Comencé haciendo graffiti tradicional, de letras, cuando tenía 13 años y estaba en la secundaria. Cerca de mi casa vivían unos escritores de graffiti y uno de ellos era mexicano-neoyorkino, entonces yo veía un estilo que no era de aquí y eso me llamó la atención. Una noche tomé mis latas y me salí a pintar. Después se volvió de rutina, cada domingo salir a pintar… Luego me di cuenta de que podía pedir permiso y alternar; pintar en la noche ilegal y cuando tenía ganas de algo más tranquilo y con más tiempo, pedía permiso. Conforme pasaron los años, me fui informando a través de internet, de lo que estaba pasando en otros países. El graffiti empezó a evolucionar, se dividió entre el tradicional y lo que llaman street art o post-graffiti. ¿Estudiaste algo de arte, diseño o dibujo?

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Siempre fui autodidacta pero si me gustaba un pintor, trataba de pegarme, aprenderle, estuve de oyente en San Carlos y en un diplomado de animación.

¿Toda tu temática está ligada a la biología?

Cuando empecé a diseñar personajes, los temas sociales, políticos y humanos no me interesaban o inspiraban tanto. Desde niño tuve una fascinación por lo prehistórico, los dinosaurios y la biología.

¿Buscas que haya alguna relación lo que haces en el mural con el sitio, la pared como tal?

Sí, hay una especie de conexión. A veces las paredes tienen texturas. Tú te adaptas a la pared más que la pared se adapte a ti. Entonces también tiene que ver el sitio que escoges para pintar. A mí, me pasa que soy muy obsesivo, si me gusta una pared, a fuerza hago lo imposible por conseguirla así lo tenga que hacer ilegalmente.

En México parece que hubo un hueco entre esta corriente de graffiti más clandestino, de rebelión, y luego esta época de hacerlo con permisos y más mediático… ¿cómo sientes que se dio esta evolución?

Creo que sí hubo un vacío… pero está bien que nos unamos al movimiento global de arte urbano. Tiene que ver mucho con la globalización. En el momento en que surgieron las redes sociales y el internet ayudó mucho a difundir esto. Las generaciones más jóvenes empezaron a ver que el resto del mundo se estaban haciendo cosas y lo quisieron hacer a su manera aquí. A mí me impacta o me gusta lo que pasó con Brasil, con lo que llaman pichaçao, que es algo muy puro de Brasil, surgió ahí y son otras reglas, y siento que nosotros tenemos una bases muy fuertes en el muralismo pero las nuevas generaciones tienen influencias de lo que pasa en Europa o NY.

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¿Qué es lo que te atrae a ti de trabajar en un muro, en la calle?

Creo que es la forma que encontré de reafirmar mi existencia, decir que existo. Al salir a pintar, siento esa libertad. Me gusta salir y hacer mi trabajo en la calle porque nunca sabes lo que va a pasar. Tienes que aprender otras habilidades. Pero trato de dividirme. Tengo trabajo como ilustrador, trabajo como artista y también pinto en la calle.

El mural que hiciste en el Hospital Nacional Homeopático recuerda un poco a la época de tradición muralista clásica, ¿sientes que esta pieza hace un tributo al muralismo?

Sí, definitivamente es como un tributo al muralismo; en parte porque el proyecto tenía esa dirección y porque antes de este proyecto yo estaba empezando a poner demasiado detalle en los murales, no de replicar la técnica que utilizaban los muralistas, pero sí en el tiempo que se invertía, el detalle que tomaba hacerlos. Es un proceso, como hacer una pintura de caballete o hacer un fresco. Eso es lo que a mí me inspiraba o trataba de retomar de ellos. En el caso de este mural, es un tributo al mural que hizo Diego Rivera en el hospital de la Raza.

Hablando de muralismo, ¿cómo percibes que se está desarrollando este movimiento?

En esta época en la cual se le ha puesto street art o neomuralismo, de alguna manera si lo comparamos con lo que pasó aquí en México pues carece el neomuralismo de buenos conceptos o de contenido y se va más como hacia una parte estética. Por ejemplo, [artistas que piensan] "voy a hacer un retrato de una chica de 80 por 40 metros y como es muy bonito, a todos les va a gustar", pero a mí eso me está empezando a cansar porque, si se supone que lo estás haciendo en exterior y va a repercutir en la sociedad, pues debe haber un contenido. Aunque tu contenido sea la estética, debe haberlo, no solo es por hacerlo y ver quién hace el mural más grande. Eso es algo que a mí me pesa. A diferencia de lo que se hizo en el muralismo en México y la cultura [institucional] tenía un interés en eso y ahora los que tienen el interés en este nuevo movimiento pues serían las marcas. Las marcas son los nuevos mecenas y, de alguna manera, está ese interés que va más del lado de la publicidad y no tanto de la cultura. Además, el tiempo en el cual se realizaban los murales o los frescos antiguamente eran meses y ahora en los festivales te orillan a hacerlo en 5 días. Eso hace que pierda detalle, que pierda contenido, y también todos los patrocinadores alrededor de esos festivales le dan ese toque publicitario. A mí me preocupa a dónde nos va a llevar este nuevo movimiento.

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*Esto es un fragmento de la entrevista que realizó Cynthia Arvide a Jesús Benítez para el libro Muros Somos: los nuevos muralistas mexicanos. Un libro que reúne 20 perfiles de artistas urbanos mexicanos y está en etapa de fondeo para publicarse. Puedes apoyar el proyecto y recibir una de las primeras copias de Muros Somos en Kickstarter.

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