FYI.

This story is over 5 years old.

expedición

Dentro de las comunidades menonitas de México (Foto-crónica)

La fotógrafa española Seila Montes González consiguió adentrarse en una de las comunidades más cerradas del México contemporáneo.
Todas las imágenes cortesía de la artista.

En las regiones desérticas de México, alrededor de 100,000 menonitas viven fuera de la sociedad en amplios estrechos de terreno olvidado con el fin de mantener su autonomía religiosa, libertad económica a través de agricultura rural, y mantener un estilo de vida devoto. La fotógrafa española Seila Montes Gonzalez ha documentado la colonia mexicana en el estado de Campeche. Sus fotografías muestran a los granjeros en casa con sus familias y la vida que llevan con el pueblo local.

Publicidad

"Llegando a Dzigualchen, Campeche, fue como poner un pie en una tierra de contrastes. Este lugar es una mezcla de vieja Europa, antigüedad prehispánica y también México moderno. Español no es el único lenguaje escuchado en esta tierra, también hay Maya y poco Alemán", ella cuenta a Creators. "Altos y rubios menonitas pueden ser vistos saludando a locales indígenas desde sus enormes tractores verdes."

Las colonias menonitas, establecidas con una ola migratoria de Canadá en 1912, han florecido por casi 95 años sin cambios y coexistiendo con la cultura mexicana que les rodea. Recientemente, la guerra contra las drogas en México ha traído mucho peligro al estilo de vida existente en las comunidades. Es posible que tengan que abandonar México por otro país todos en conjunto. Montes González viajó por México para establecer contacto con las comunidades y documentar su vida diaria. Ella dice que fue inspirada por el fotógrafo Jordi Ruiz Cirera y su documentación (que sigue activa) de los menonitas en Bolivia, y estaba determinada a hacer lo propio en México con el mismo rigor.

"Sus vidas me parecieron fascinantes porque ellos han mantenido su estilo de vida en un país donde las costumbres y tradiciones son muy diferentes a las suyas", ella explica. Usando una Canon 5D, las imágenes de Montes González son fotos sin pose de una comunidad que es "extremadamente educada y respetuosa, pero también extremadamente privada." Ella dice que no fue fácil conseguir su confianza, pero lentamente lo logró, poco a poco, a través de conexiones amigables en el pueblo.

Publicidad

En su serie fotográfica, vemos un asentamiento que podría existir en la Rusia rural o en las praderas canadienses. Las casas de los menonitas tienen un aire atemporal, como si se trataran de imágenes tomadas hace 50 años. Sin embargo, las fotografías de Montes González también muestran la faceta gradual e intercambiable que han tenido con la cultura mexicana y sus hábitos modernos.

"Ellos sí se consideran mexicanos. Varios de ellos son de tercera o cuarta generación mexicana. Son bien conocidos por ser una comunidad bastante cercana y algo cerrada. Estas comunidades se han integrado con la cultura mexicana contemporánea. Estaba sorprendida con ver a los jóvenes escuchando banda (música regional), comiendo tacos y hasta tomando alcohol, cosas que eran impensables para generaciones más viejas, pero esto era en comunidades más abiertas."

No sabemos que será de estos asentamientos religiosos como un estilo de vida, ya que cada vez son más y más extraños, pero fotógrafos como Montes González proveen a los extraños un diario visual de sus vidas personales. Tenemos una ventana a sus alegrías y resistencias, desde la agricultura y comercio hasta familia y sociedad.

 "Tuve la oportunidad de ver su vida diaria", dice la fotógrafa, explicando cómo fue que su tiempo con los menonitas vio su fin. "Interesantemente, ellos eran muy curiosos sobre cómo vivo. Entonces un día, de la nada, todas las puertas fueron cerradas para nuestra junta diaria. Creo que, tal vez, uno de los jefes de la comunidad no estaba contento con nuestra presencia."

Publicidad

Para conocer más sobre Seila Montes Gonzalez, click aquí.

Relacionados:

La niebla es el filtro natural de estas solitarias fotos en San Francisco

El fotógrafo inspirado en Borges que retrata la soledad de Tokio

4 artistas nos cuentan cómo, cuándo y para qué fuman mariguana