Conoce el misterio artístico detrás del nombre del Carpaccio

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Conoce el misterio artístico detrás del nombre del Carpaccio

Lamentamos partir tu sueño en finos cortes, pero este platillo tiene más historia de la que crees.

Es fresco, sencillo y completo. El Carpaccio es un platillo envidiable, incluso para los vegetarianos. En una terraza con calor y una cerveza, es perfecto, de la misma forma que en invierno un chocolate caliente o un estofado casero.

Quizás sientes extraño el hecho de que Creators esté hablando de comida, a pesar de que la gastronomía se pinta sola en el arte, no te preocupes, te explicamos: Carpaccio, a pesar de haberse posicionado como el sashimi, como un corte fino, no lo es –al menos de significado. Es únicamente el nombre de familia de Vittore Carpaccio, un pintor italiano del siglo XV

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Pero, ¿por qué un artista veneciano fallecido en 1525 terminaría asociado con este platillo? Para encontrar la respuesta a esto, hace falta regresar a Venecia, durante mediados de 1950 en el Harry's Bar, un restaurante comandado por el chef Giuseppe Cipriani –ahora por su hijo, Arrigo. Durante esa época, el restaurante atrajo figuras del tamaño de Hemingway y Georges Braque.

Harry's Bar en 1949

Una ocasión, la condesa Amalia Nani Mocenigo llegó al bar. Notable, de alto grado y excelentes modales, pero con una enfermedad estomacal que se hacía presente con dolores crónicos. Como consejo de su médico, numerosas legumbres y carnes cocidas quedaron prohibidas en la dieta de la condesa. Cipriani, marinado en estrés, recorrió su cocina de arribabajo sin éxito, preocupado por las implicaciones negativas que esta experiencia dejaría en su local. Fue ahí cuando decidió tomar un plato, cubrirlo con finas lonchas crudas de carne y queso parmesano; con rigurosa sazón, el plato fue enviado a la boca real que le daría final.

De pronto, la condesa pidió ver al chef, quien, abatido por su maltrecha especulación, esperaba la inquisición de una italiana ulcerada. Para su sorpresa, los halagos y aplausos de la condesa exigían el nombre del platillo, un diseño culinario que sentaba a la perfección en la dieta de la condesa. Debido al apuro, Giuseppe Cipriani no tuvo tiempo de pensar.

A la par de sus problemas gastros, a unos cuantos canales se encontraba expuesta la obra de, adivinen quién, Vittore Carpaccio. Un pintor que nunca estrechó la mano del reconocimiento contemporáneo, pero que cumplía, en su obra, con dos aspectos primordiales: el primero, el Vedute, un estilo pictórico que se desprende del paisajismo y se centra en puntos de vista y perspectivas urbanas; el segundo, el abuso del rojo vibrante, casi sangriento.

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La Predicación de saint Étienne a Jerusalén, lienzo, 148 × 194 cm, Musée du Louvre

Fue porque el chef Giuseppe Cipriani pasaba todas las mañanas por esas pinturas, y por ese rojo famoso que asemejaba el color de su platillo, que decidió nombrarlo así: Carpaccio. La obra que inspiró de forma precisa al chef fue La Predicación de Saint Étienne a Jerusalén. La pintura está expuesta actualmente en el museo Louvre de París.

Si no sabes que hacer este fin, escápate a una terraza y cuéntale esta historia a tus conocidos.

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