Barbara Kruger: Ni puta, ni santa, ni femme fatale, ni girl next door

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día de la mujer

Barbara Kruger: Ni puta, ni santa, ni femme fatale, ni girl next door

Hay un fantasma que recorre Europa y no es el comunismo.

Cuando alguien se muere, se suelen hacer un millar de ritos purificadores con la intención de ayudar al fallecido a encontrar la paz. Hay un velo de superstición envolviendo a la muerte, que se alimenta de relatos espectrales y que es buenísimo para hacerle publicidad a la yerbera del mercado. Sea cual sea el método de purga, lo que se busca es eliminar al fantasma.

Hay ocasiones en las que por más que se entierre el cuchillo en la tierra, llueve. Tampoco importa la cantidad de veladoras, varitas de incienso y danzas. Hay veces en las que el fantasma se resiste a la aniquilación. Y eso pasa con la mujer.

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Capturas, vía

En 1973, Estados Unidos tuvo un caso en el cual una mujer exigía el derecho al aborto. Para estos tiempos, ya había militancia pidiendo la posibilidad de decidir sobre el propio cuerpo, pero Jane Roe (así era el seudónimo de esta mujer) lo llevó a las grandes ligas. El asunto se resolvió en la aprobación legal de la interrupción del embarazo.

Fast forward a 1989
Comenzó a existir descontento con dicha ley por parte de ciertos sectores de la sociedad. Después de unos mitotes enormes, se empezó a considerar la posibilidad de volver a prohibir el aborto. Es evidente que a las feministas no les gustó esto y ardió el infierno. El nueve de abril de dicho año, se organizó una marcha gigantesca de mujeres que protestaban por el derecho a decidir. ¿Suena conocido?

Barbara Kruger solía trabajar para distintas revistas femeninas ayudando con el diseño. Como segunda chamba, era artista. Estas dos características sirvieron para forjarse una identidad; el estilo de Kruger podría ser definido como una respuesta al consumismo y demás cosas inquisidoras que ves en el sensible post de FB que comparten tus amigos más sabios. El método que tiene es cierta apropiación; toma imágenes y las saca de contexto. Es algo parecido a lo que sucede con los memes: son cagados en la medida en que el discurso no vaya de acuerdo con la imagen y que sean irónicamente descriptivos.

Kruger hace una obra llamada Your body is a battleground. Tiene los usuales sellos de la autora; una paleta roja, blanca y negra con un mensaje que te deja pensando en lo imbécil que eres. Dicha obra fue usada para darle punch a la marcha de 1989.

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'Tu cuerpo es un campo de batalla' Hay una tensión entre aquellos que quieren la legalidad del aborto y quienes no la quieren. Entiendo que Kruger lo haya hecho para apoyar a los derechos reproductivos, pero me parece que podría tener otros significados.

En la obra, hay una línea axial que divide al rostro de la mujer en cuestión. Asuntos como Ying y Yang, abajo y arriba, blanco y negro, suelen usarse para describir contrariedades complementarias. Los contrastes de la foto dejan ver que las mitades podrían no pertenecer a una unidad, no parecen ser compatibles: la complementariedad es forzada. De hecho, el lado derecho parece un poco más tétrico que el izquierdo. Y esto podría hacer eco a cómo se conceptualiza a la mujer.

Femme fatale o girl next door
Dos facetas o dos estereotipos. Y no sólo es una cuestión de actitud, es una cuestión de cuerpo. La figura de una mujer trae consigo una carga simbólica profunda; la voluptuosidad suele ser signo de sexualidad y apertura. ¿Qué tipo de cuerpo prefieres presentarle a tu mamá?
El cuerpo de una mujer no sólo está marcado por su sexo, sino por el sexo que hace. Hay una batalla moralista que protege el cuerpo femenino, exhortando a la modestia y a la mesura sexual. Serán buenas las castas y las puras, arderán en las llamas eternas las liberales y putas.
Pero también hay otro rostro. Se juzgarán a las mojigatas, se las tachará de frígidas y santurronas. Se preferirán a las exploradoras del cuerpo, del placer y el erotismo.

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A fin de cuentas, el cuerpo femenino es un estira y afloja de posturas que pretenden decirle cómo vivirse a sí mismo. La corporalidad se vuelve un campo minado sobre el que hay que caminar con cuidado. Se asesina, se vuelve un fantasma que debe ser purgado de la casa, y hay todo tipo de curanderos al servicio de la comunidad. Y es que hay que aniquilar toda vivencia individual del cuerpo; la vestimenta, el estilo, el porte, el placer, el disgusto: todo debe estar orientado hacia el ideal moral que más guste.

Y luego viene Kruger. Y su obra. Y el discurso.

Interpela al espectador.Porque hay un fantasma que recorre el mundo y que no puede ser aniquilado. Es más, no quiere ser aniquilado. Es la mirada de la foto, que reclama sus ojos para sí misma. Es la mujer que, en una frase y una imagen, reclama libertad. Demanda el poder de salirse de la mojigatería y la putería. Exige la posibilidad de ser individual, de tener nombre y personalidad.  
Entonces el cuerpo de la mujer deja de ser un campo de batalla, y se convierte en su propio jardín de las delicias.

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