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5 clichés del amor moderno escritos por un árabe del Siglo X

Según la RAE, un cliché es un “lugar común, idea o expresión demasiado repetida o formularia”.

Según la RAE, un cliché es un “lugar común, idea o expresión demasiado repetida o formularia”. La definición tiene una connotación negativa, aburrida incluso. Y es que a nadie le gusta caer en el cliché; ser el cliché. Pero, pensándolo bien, estos lugares comunes lo son por algún motivo, no es arbitrario que se vuelvan recurrentes.

De todos los clichés que existen, las relaciones de pareja son los más clásicos. Todos hemos dicho “a mi no me va a pasar” y en cuanto menos lo esperas estás ahí, en la boca del lobo, siendo lo más básico posible.

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Diez señales de que estás con el amor de tu vida; veinte cosas que hacen las parejas verdaderamente enamoradas; quince hábitos de los noviazgos saludables y demás listas son la heroína del social media. Obviamente los leemos desde la comodidad de nuestra cama, tragando porquerías y en absoluta secrecía –lo que el mundo sabe es que somos fitness, dedicados a nuestro crecimiento personal, a la meditación y al ideal budista–. No hace falta ser extremadamente inteligente como para saber que esas listas son una pendejada. Si de catálogos de clichés se trata, uno debe ir a los mejores. *Y de paso sorprender a todos con nuestra amplia cultura y mantener la entrañable imagen hipster.

Ibn Hazm de Córdoba fue un intelectual andaluz, nacido a finales del siglo X. A este tipo le tocaron la crisis del Califato de Córdoba y un montón de problemas políticos. Su obra más famosa es El collar de la paloma; una serie de reflexiones sobre la naturaleza del amor y sus rasgos comunes a través de los siglos. Resulta muy útil para identificar los clichés amatorios y sentirse reconfortado: no eres el único que ha caído en conductas patéticas. La pregunta central es, ¿cómo saber si estoy enamorado? Lo que se puede traducir en, ¿que idioteces son señales inequívocas para identificar que estoy dentro de todos los clichés existentes?

ESPIONAJE ROMÁNTICO

“Es la primera de todas la insistencia de la mirada […] cuando mira el amante, no pestañea y se muda su mirada adonde el amado se muda, se retira donde él se retira, y se inclina adonde él se inclina, como hace el camaleón con el sol”. Esto es la manera bonita de decir que estás de stalker; lo ves todo el tiempo, en cualquier circunstancia y lo buscas en todo lugar. Llega a pasar que ese pobre ser humano se siente intimidado por tu mirada y comienza a imaginar una escena estilo The Silence of the Lambs, donde claramente te haces un traje con su piel.

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EL ETERNO BATALLISMO

“Cuando dos amantes se corresponden y se quieren con verdadero amor, se enfadan con frecuencia sin venir a qué; se llevan la contraria, aposta, en cuanto dicen; se atacan mutuamente por la cosa más pequeña, y cada cual está al acecho de lo que va a decir el otro para darle un sentido que no tiene […]”. Esto aplica tanto para una relación como para el preámbulo. En una plática de varios, es común que el enamorado esté totalmente pendiente de lo que dice el objeto de su amor para llevarle la contraria y demostrar su inteligencia y sagacidad. Patético como suena, no es muy diferente a cuando los animales se acorralan para demostrar que tienen un pelaje más lindo o un chillido más atractivo. En una relación, es tan común como lastimoso que la pareja se pelee todo el tiempo; que si comemos pasta, que si no; que si sales con tus amigos, que si no; que me caga tu mejor amigo, confía en mi que soy hombre, que obvio no. Y nadie entiende por qué demonios ese par que siempre está peleado, sigue junto.

LA INAGOTABLE GLOTONERÍA 

“Acaece asimismo al verdadero amante que, a veces, se pone a comer con apetito.” Esta habla por sí sola. Flashback a hace seis meses: aún no tenías novia, aún no tenías panza. Netflix, otro grandioso cliché posmoderno, hace estragos, aprovecha el buen fin para comprar pants porque es lo único que te va a quedar. Así.

EL INSPORTABLE DECADENTE

Asalta al amante una profunda dejadez si el amado le trata con desabrimiento”. De esta se podría escribir un tratado, pues esta sensación abre la caja de Pandora que arruina muchas relaciones. No sé por qué las mujeres nos empeñamos en hacer que el pobre idiota nos pregunte cincuenta veces qué nos sucede, sin responder honestamente, para que cuando se de por vencido nos encabronemos y saquemos inconformidades que datan de cinco años hasta hoy. Es también típico que el varón decida, de la nada, comenzar a comportarse como un fuckboy. Ya sea para demostrar su cualidad de macho alfa –volvamos al ejemplo del pelaje/chillidos– , ya sea para darse a desear; “creo que piensa que me tiene, hay que probarle que en cualquier momento puedo irme y ver cómo reacciona”. Esto es un deporte de alto riesgo, sépanlo. Que te traten con sequedad produce paranoia, dolor en la cavidad torácica y malestares generalizados que son desfavorables para salud. Aquí la peste negra de las relaciones.

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ELEGANCIA EXPONENCIADA

El amante, cuando no tiene demasiada seguridad en la constancia de los sentimientos del amado para con él, es mucho más circunspecto de lo que antes era,se refrena más en sus palabras y cuida más sus ademanes y miradas […]”. Si crees que eres muy cool por haber descubierto qué le gusta al sexo opuesto, déjame decirte que eso te hace un cliché. El fenómeno que describe Hazm es mejor conocido como ligue. Cuando alguien nos gusta, solemos aumentar nuestra elegancia y disminuir nuestro barrio. Y no, no hablo de folclore. El objeto de nuestro afecto no debe saber que escuchamos más Reik que Radiohead, que nuestro conocimiento sobre vinos se reduce a la variedad del Oxxo y que hemos analizado cada publicación de todas sus redes sociales desde el 2009 hasta hoy. En cambio, mostramos que somos conocedores del mundo, inmunes a las emociones mundanas del enamoramiento, que somos rudos y darks; toda esta artimaña para atraer al otro como mosca y hacerlo nuestro, al puro estilo de Yordi Rosado. Alguien tenía que decirlo.

Si te sentiste identificado con uno o más de los clichés antes descritos, ¡felicidades! Eres un ser humano normal. Ibn Hazm de Córdoba te saluda y te dice que le da un gusto enorme que confirmes sus teorías. Ahora ve, prepara la habitación con pétalos de rosa, pon tu sesión de Spotify en privado y escucha Reik con libertad. El mundo es tuyo. Y el cliché también.

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