Suena la campana y el árbitro da la señal para que comience el combate. Santiago Sangriento y La Pulga se enganchan el uno al otro con un lock up. Es el enmascarado quien somete a su rival retorciéndole el brazo derecho como si fuese de goma, La Pulga consigue soltarse y se aferra a las cuerdas buscando que el árbitro los separe. Los dos luchadores vuelven a buscarse, se esquivan, un quiebro, ambos se impulsan en las cuerdas y sus cuerpos chocan entre si ensordeciendo el ring con un impacto atronador. Los gritos del público invaden el Ateneu del Clot en Barcelona mientras observan el espectáculo.
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Marcelo y Víctor llevan toda la semana preparando este combate en la RIOT Academy. La empresa, nacida en 2015 como un proyecto en común de varios luchadores procedentes de otras empresas de lucha, forma en la actualidad a más de 60 personas que buscan convertirse en luchadores de wrestling. Un viejo ring, dentro de un antiguo taller de coches es el lugar donde se ensaya hasta la saciedad cada caída, cada puñetazo, cada salto.
La Pulga es el primero en ponerse en pie. Se tambalea por el cuadrilátero intentando recomponerse mientras su rival sigue inmóvil en el suelo. Tras unos segundos de paz Santiago vuelve a la carga con una serie de puñetazos que son respondidos por dos fuertes patadas en el estómago. El intercambio de golpes parece interminable. La Pulga se agacha, gira sobre sí mismo y levanta el puño pero es noqueado por un codo asesino que impacta en su mandíbula. El público grita y abuchea a Santiago que increpa a la multitud con insultos y gritos llenos de ira.
Los shows de lucha libre eran muy habituales en Barcelona —y en toda España— en las décadas de los 60 y 70, pero tras esa época, el wrestling desapareció de la escena catalana. Cuentan quienes lo vivieron que las envidias entre luchadores y el recelo que los más veteranos tenían por los novatos fueron las causas de este declive.
No fue hasta principios de los dos mil cuando Jorge Catalina, un joven barcelonés, comenzó a interesarse por este mundillo y, viendo que en España no había posibilidades, decidió irse a Inglaterra a formarse. El país anglosajón y su importante cultura por la lucha libre hicieron que Catalina volviese a Barcelona con nuevas ideas, técnicas y formas de hacer. Así fue como fundó la Super Wrestling Alliance (SWA), precursora de lo que hoy es RIOT.
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La SWA comenzó a forjarse buena fama en la ciudad. Algunos luchadores locales compartían staff con otros ingleses que aportaban la experiencia y la formación necesaria. Comenzaron realizando pequeños shows por algunos garajes y locales de barrios hasta que se asentaron durante un tiempo en el Manga Room, un local especializado en literatura nipona donde encajaron un ring que servía para realizar un combate quincenal para los fans que ya comenzaban a aparecer en toda Barcelona.
En el año 2013 comienzan a nacer diferencias en el modelo de gestión de la SWA, por lo que algunos de sus miembros fundan la Spanish Pro Wrestling, asentándose así dos empresas en el ámbito catalán de la lucha libre.Se comienza a dar mayor importancia a la publicidad y a la promoción en toda la ciudad, se publican vídeos de combates en internet que fomentan el interés de muchos por practicar la lucha, en definitiva, el wrestling comienza a tomar peso y Barcelona se sitúa a la cabeza en lo que a empresas se refiere.
Hoy este centro es uno de los proyectos más sólidos de la escena nacional de wrestling.
En el ring del Clot, otro combate empieza. Unas mallas naranjas, un pecho al descubierto y, más arriba, una barba frondosa aparecen en el ring con un palo de jockey en las manos. El canadiense Morillas se eleva sobre las cuatro esquinas saludando al respetable con un gesto de seguridad en la cara. Su contrincante es Sir Alex Ace, un irlandés que sube al escenario con una bandera del Reino Unido a los hombres. Ambos contrincantes intercambian miradas de ira.
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Jorge Morillas nació en Canadá. De padres españoles exiliados durante la época franquista, obtuvo la doble nacionalidad nada más nacer y siente ambos países como su casa. Informático de profesión, se formó como luchador en varias franquicias profesionales canadienses y ganó experiencia y fama en el circuito local de Montreal. Ahora tiene 30 años y lleva desde 2014 viniendo a España por motivos laborales. Se mudó a Barcelona en el 2016 para competir y ayudar a RIOT a crecer.
Otra de las cosas que Morillas trajo de Canadá son los espectáculos de Lucha Libre contra el Cáncer. Motivado por la pérdida de un familiar a causa de esta enfermedad, Jorge decidió poner en marcha shows benéficos donde la recaudación se destina íntegramente a a una asociación benéfica.
De vuelta en el ring, Morillas y Sir Alex Ace están exhaustos. Parece que van a volver a golpearse cuando alguien entre el público lanza el palo de hockey justo a las manos de Morillas, que aprovecha la oportunidad para golpear a su rival en la cabeza.Ace cae al suelo com un árbol recién talado mientras el vencedor se apodera del micrófono y comienza su discurso triunfal: "me quedare con la bandera de tu sucio país para que aprendas a respetarme. Solo te la devolveré cuando consigas derrotarme así que ya sabes, nos volveremos a encontrar sobre esta lona".