FYI.

This story is over 5 years old.

Derechos Humanos

VIDEO: Los jóvenes que darían hasta la vida por los Derechos Humanos

Activistas de veinte países vinieron a Colombia y hablaron sobre lo que los motiva a mantenerse en pie.

Este contenido surge de la alianza entre VICE Colombia y Dejusticia.

De un tiempo para acá se está diciendo que existe una fatiga colectiva entre los defensores de derechos humanos. Incluso hay científicos como Stephen Hopgood, de la Universidad de Londres, que han declarado que estamos ante “el fin del movimiento de derechos humanos”. ¿Es así? ¿Qué piensan quienes apenas están empezando a hacer carrera en ese campo?

Publicidad

En agosto pasado veinte jóvenes activistas de diferentes lugares del mundo se reunieron en Colombia, por invitación de Dejusticia, para pensar juntos el futuro de los derechos humanos. Para reflexionar sobre eso que vienen diciendo los críticos: que los activistas fallaron a la hora de defender las libertades comunes, que sus estrategias se han concentrado más en criticar al establecimiento que en buscar soluciones concretas para superar la desigualdad, y que por eso su lucha para enfrentar a los gobiernos populistas que se vienen instalando en el mundo ha sido inútil.

Y a esto se suma el cansancio generalizado; un cansancio alimentado por gobiernos populistas que, arropados por constituciones democráticas y con acciones camufladas en “el bien común”, están cerrándole espacios de lucha a la sociedad civil. En países como Venezuela, Rusia, Yemen, Turquía, Nigeria y Egipto, las marchas se volvieron redadas. Líderes activistas son llevados a prisión con el argumento de que “unos pocos” no pueden desestabilizar el “orden público”.


Lea también:


“Las violaciones a los derechos humanos en Yemen están esparciéndose tan rápido que si no reaccionamos hoy, podremos ser las víctimas mañana. Yemen es un país olvidado, pero podría ser peor si no existieran defensores visibilizando lo que está ocurriendo”, dice Osamah Al Fakih, quien llegó al encuentro a Colombia tras un largo y peligroso recorrido. Viajó de Yemen a Omán por tierra, y luego tuvo que superar cuatro días de chequeos fronterizos y aeropuertos, en los que temió por su vida. Osamah ha trabajado con Human Rights Watch y Amnistía Internacional, y hoy lidera su propia organización.

Publicidad

Lo peor es que estas situaciones no están ocurriendo solo en países como Yemen, Venezuela o Turquía, que llenan los canales de televisión con imágenes de multitudes reprimidas o presos políticos torturados. Autoridades como Philip Alston, el relator de las Naciones Unidas para la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos, aseguran que en casi todos los países del mundo hay hilos que se están moviendo para impedir que la gente exprese su descontento frente a injusticias.

“Hay gobiernos que ven a las ONG como enemigos que deben ser diezmados. En Australia, por ejemplo, hay esfuerzos para reducir la inversión en los grupos que luchan por los derechos humanos, y hay restricciones para protestar y para ejercer la libertad de información. En Israel hay ataques graves a periodistas y están también impidiendo que ONG extranjeras operen. Y en Estados Unidos tenemos políticas extremas antiprotestas. Así que aquí no solo estamos hablando de que China viola los derechos humanos, o Venezuela, o Rusia, o India. Esto está ocurriendo en todas partes”, dice Alston.

"La lucha por los derechos humanos no es una causa perdida pero nunca será tampoco una causa ganada"

Entonces, ¿cómo saldrán los defensores de esta crisis? Los jóvenes que estuvieron en Colombia coinciden en que su vocación y la convicción de que las transformaciones sociales son posibles, los mantiene en pie . “Este trabajo es complejo, difícil, lleno de obstáculos, pero para mí es una decisión política y es algo que me mueve a vivir”, dice la ecuatoriana Silvia Bonilla Bolaños. “Vale la pena seguir porque cada ciudadano merece ser incluido en el desarrollo social de su país”, responde Rajanya Bose, de India.

Y existe un enemigo más: la frustración. ¿Qué hacer para no dejarla ganar? La mejor respuesta nos la dio Philip Alston: “La lucha por los derechos humanos no es una causa perdida pero nunca será tampoco una causa ganada. Es una lucha constante que requiere saber cómo lidiar con la frustración. Cuando uno quiere generar un cambio, ese cambio es un riesgo para quienes quieren que las cosas sigan igual. Ellos van a hacer todo lo posible por frustrarte. Pero la frustración es interna. Tú puedes permitirte sentir frustración o puedes levantarte todos los días convencido de que puedes hacer parte de una transformación”.

* Periodista de Dejusticia