FYI.

This story is over 5 years old.

spleen! journal

El rapero más perro de La Bestia

A diferencia del resto de los hombres y mujeres que lo acompañan en “La Bestia”, Edgar no quiere llegar a Estados Unidos para cortar el césped de una familia gringa ni mandar dinero por Western Union, él va para volverse famoso.

Spleen Journal es una revista bimestral que publica crónicas latinoamericanas. Aunque en VICE normalmente no publicamos textos generados para otros proyectos, decidimos hacer una excepción, porque nos gusta lo que hacen en Spleen J., un medio impreso no lucrativo e independiente al que admiramos y respetamos. Así que durante los próximos meses, compartiremos algunos de los mejores artículos publicados originalmente en spleenjournal.com.

Publicidad

"Somos inmigrantes, como los elefantes, en la mochila traemos desodorantes pa' que migración nos agarre
como unos chicos bien elegantes, adiós Laura en América"…

(rap compuesto por Edgar)

Foto por Héctor Vivas.

“Yo me puse frío, helado, porque no sabía que me habían grabado ahí con él acostado en la cama, ahí besándolo, haciéndole bien rico todo”.

Edgar recuerda que después de unos minutos entraron las cámaras de televisión, y detrás su esposa, su cuñada y su suegra.

También recuerda que el día en el que fue al programa, lo sentaron en un sillón naranja, junto a una mujer rubia de labios gruesos que gritaba “desgraciado” a cada oportunidad, allá en Perú, frente a cientos de espectadores listos para señalarlo y a la espera de que tres mujeres entraran al estudio de televisión para darle cachetadas.

“Mi mujer se dio cuenta cuando estaba haciéndole el sexo a él en la cama y se me lanzó a cachetadas, y después mi suegra y mi cuñada y yo no pude ni meter las manos porque todas me dieron de arañazos”.

Todo lo que ahí pasa es real, Laura tiene investigadores privados, con cámaras escondidas y todo, dice Edgar, mientras come un poco de frijoles y toma refresco de piña, porque el agua de horchata no le gusta.

Está sentado en las vías del tren con una sudadera color azul y la palabra “Dodgers” bordada. Es delgado, dice que es guapo, y aunque no se ha bañado en varios días, confía en que su talento para cantar rap lo lleve hasta Estados Unidos.

Publicidad

Solo tiene una mochila abultada en donde va guardando las cosas que le regalan, como los guantes de color rosa que le quitó a la persona que sostiene la grabadora.

“Yo salí en el programa por infiel, yo me enamoré más de él que de mi mujer”.

“Estuve acompañado de él seis meses, porque me quería más que mi mujer. Un día lo llamaron al programa todo en cámara escondida y le preguntaron que si yo engañaba a mi mujer con él y él dijo que sí, pero que me amaba”.

Después del incidente, Edgar pasó dos meses en la cárcel por adulterio, hasta que su esposa retiró los cargos porque así se lo pidieron sus cinco hijas, todas mayores de edad.

“El día que dejé la cárcel, mi esposa me dio un chingo de cachetadas, también mi suegra porque decían que yo seguía enamorado de él y que como dijo Laura, yo era un desgraciado”.

"Del Perú, para el mundo", cuenta. Se ríe. Son las dos de la tarde. Ha pasado el frío de la media mañana, y después de una siesta, Edgar se acerca al comedor que en unas horas será reinaugurado en Huehuetoca, Estado de México. El mismo que hace cuatro meses cerró por amenazas del crimen organizado y que solía dar albergue a más de 250 migrantes todos los días.

El aroma de la comida que en unos minutos servirán le recuerda a casa. Hay frijoles, arroz y mucha agua de sabor. Edgar ya no quiere regresar a casa. “Yo voy pa´delante, para ser famoso”. Los que caminan junto a él sólo se ríen, lo tachan de loco.

Publicidad

“Tienen razón, hay que estar loco para viajar en ese tren y para viajar dos meses, 27 días, los mismos que llevo de trayecto y mire apenas donde voy”.

“Pero, yo voy pa´ delante, para ser famoso”.

Es cierto. Edgar dejó Perú para ser famoso, para aparecer en la televisión y no sólo porque cree que es un trabajo bien remunerado, también sabe rapear y recitar poemas.

Su gusto por la televisión no fue de un día para otro, tiene 47 años y ha visto la televisión por lo menos la mitad de su vida, pero no fue hasta que apareció en el programa de Laura en América que su pasión por la fama cobró fuerza.

Tres meses después de aparecer en el programa, Edgar comenzó a planear su viaje, así como los hombres de negocios. Dejó el trabajo en la construcción, se despidió de sus hijas, su madre, y guardó 61 mil soles en su pantalón para emprender el viaje a Los Ángeles.

Cada año más de 400 mil migrantes cruzan el país en busca del “sueño americano”, ese que casi siempre es el mismo, un mejor trabajo, más dinero, alcanzar a la familia y que no lo "agarre la migra".

Pero para Edgar, el "sueño americano" tiene otro significado. A diferencia del resto de los hombres y mujeres que lo acompañan en “La Bestia”, él no quiere llegar a Estados Unidos para cortar el césped de una familia gringa ni mandar dinero por Western Union.

“Yo voy pa´delante, a L.A, osea a Hollywood, pa ser famoso y seguir merengueando“.

Publicidad

Pasó doce días en Chiapas, cruzar la frontera le tomó diez. En ese trayecto, cuatro hombres armados le quitaron el dinero, la ropa, los zapatos y lo amenazaron. Pero Edgar siguió su camino. Él está seguro de que “de los malos, se encarga dios”.

“Voy a buscar a una amiga que me dijeron está en Los Ángeles, vive cerca del parque Mac Arthur y tengo que ir alegre”.

“Puedo mirarte, puedo trabajar, tengo mis manos libres, mis ojos buenos no voy sufriendo ni llorando, ando feliz aquí en México y me alegro de ser peruano con la gente mexicana sin hacerle daño al prójimo”.

“Manejo la palabra, tranquilo como Camilo”. Se ríe de nuevo y vuelve a comer el taco de frijoles y da otro trago al refresco. Se acomoda la gorra. Sigue sentado sobre las vías del tren.

Edgar no ha recorrido ni el 20 por ciento de su viaje hasta la frontera norte. Después del Estado de México, La Bestía, hasta ahora su medio de transporte, atravesará los puntos más peligrosos del trayecto.

Las paradas de Coatzacoalcos y Tierra Blanca en Veracruz, son las que siguen.

El último informe sobre secuestro de migrantes en México de la Comisión de Derechos Humanos en 2011, asegura que 11 mil 333 migrantes son secuestrados cada año. En Tierra Blanca, Veracruz, la delincuencia organizada cobra entre mil y dos mil dólares a los familiares de cada uno de los migrantes secuestrados, afirma el padre Alejandro Solalinde.

El líder de la pastoral humana en Oaxaca y defensor de los migrantes también denunció que en Veracruz, la siguiente parada de Edgar, los grupos de la delincuencia organizada secuestran a por lo menos 10 migrantes al día. Todos son subidos a camionetas, una vez que bajan de La Bestia, y los extorsionan hasta que las familias dan dinero. “En el mejor de los casos”, asegura Solalinde.

Publicidad

Pero las historias de terror no cobran un ápice de sorpresa en Edgar, tampoco le asustan. Le han contado "todas".

“Nacemos para morir, pero si yo me muero haciendo este esfuerzo no me da miedo. Esta bien que me matarán robando o haciéndole daño al prójimo, pero si me van a quitar la vida que sea haciendo mi lucha”.

“Yo creo que los que están confundidos son los delincuentes, ese que no tiene trabajo, ese es el que sale engañado, pero a ese se le va a terminar, pues vendrá otro malo para acabar con él. Yo no, yo estoy bien, estoy buscando la vida y para allá voy”.

“Yo voy pa´ arriba, para ser famoso, a soltarme el pelo bien rico, seguir merengueando y darle juventud a mi vejez, asi como lo ves”.

Anteriormente: 

Verónica, hija de sicaria

También ve:

Entre el río y La Bestia