Artículo publicado por VICE México.Es difícil navegar las oscuras aguas de las redes del porno sin, de vez en cuando, pensar en si tu consumo te está afectando a nivel moral y consciente. Desgraciadamente, lejos de los efectos psicológicos que puede tener el porno sobre una persona —ya que todos son libres de ejercer su masturbación como les plazca—, existe un lado oscuro de la pornografía en el que la trata de personas y narrativas que minimizan a la mujer como objeto de placer son abundantes.
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En una búsqueda por encontrar maneras de explorar sus propios deseos carnales sin tener la menor intención de contribuir a la industria, la editora y productora Serafima Serafimova decidió tomar las cosas en sus manos y hacer su propio corto porno: XX.
La animación se experimenta como un intenso viaje sensorial donde se puede ver cualquier tipo de individuo disfrutando a plenitud su sexualidad. Acompañado de música electrónica que, en crescendo, intensifica la experiencia sexual hasta llegar a un clímax único y diferente al que brinda el porno. A través de sus animaciones e ilustraciones Serafimova logra de manera orgánica conjuntar el erotismo con el arte, uniendo con éxito la finalidad última de la masturbación, del placer, a través de un orgasmo íntimamente estético.“Existe una alternativa a la pornografía común”, escribe Serafimova. “Es un espacio sexualmente positivo para las mujeres, donde ellas pueden reclamar la narrativa sobre la sexualidad femenina y establecer un estándar más alto sobre lo que es el sexo y lo que debería hacer. Es una exploración de la pasión, el deseo y lujuria mientras ofrece una nueva, sin culpa, manera de ver una película XXX. Cree esta animación para celebrar el porno ético y exorcizar mis propios demonios carnales”.
