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Jadwiga Bronte: Este tema siempre me ha resultado muy cercano. Nací en la vecina Polonia, un estado satélite de la URSS en el momento en que se produjo el desastre de Chernóbil. Tras recopilar más datos acerca de las consecuencias del incidente a través de un increíble ensayo fotográfico —"Chernóbil Legacy", de Paul Fusco— supe que era mi deber ir a Bielorrusia y trabajar sobre este tema.
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Lo que más me sorprendió fue que no sólo había víctimas de Chernóbil en aquellas instituciones, literalmente cualquiera que el gobierno bielorruso considerara "diferente" podía ser arrancado de la sociedad y encerrado bajo llave.
Los problemas con la representación visual llevan mucho tiempo siendo una parte fundamental de la fotografía, especialmente si hablamos de personas vulnerables. Retratar las discapacidades es un tema muy delicado, que siempre implica la aparición de las nociones de ética y estética. Los fotógrafos documentales y los fotoperiodistas han sido criticados en numerosas ocasiones por sus métodos y sus elecciones estéticas, y existe un motivo por el que casi no existen fotografías de personas discapacitadas en la actualidad: podría ser por el enfoque que se ha dado a este tema en el pasado y por los enormes problemas que supone la "representación benigna" de "los otros". Los discapacitados se convirtieron casi en una metáfora de los otros.
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Nunca había trabajado en un proyecto relacionado con personas mentalmente discapacitadas antes, de modo que mi principal preocupación era no crear situaciones de estrés ni provocar ansiedad.
Cambiando la mentalidad de los bielorrusos, enseñándoles su propia historia oculta y haciendo que sean más conscientes de lo que sucede en su propio país. Los discapacitados en general siguen siendo algo así como un tema tabú en Bielorrusia, y con frecuencia abandonarlos —o "entregarlos a las autoridades"— les resulta mucho más fácil que arriesgarse a ser rechazados por la comunidad local. Me encantaría que esas personas fueran reconocidas y aceptadas, y que se les permitiera formar parte de la sociedad.También creo que los europeos deberían ser conscientes de la constante violación de los derechos humanos, la falta de atención sanitaria y el hambre atroz que, con muchísima frecuencia, acompañan a la falta de dinero y educación. A la gente le gusta pensar que todos esos problemas son más propios del tercer mundo y que no están a las puertas de la Unión Europea.
Se trata de una fotografía antigua de una mujer, la madre de uno de los residentes del hospicio. Es muy raro que los residentes tengan fotos de sus parientes, porque la mayoría fueron abandonados al nacer.Sin embargo, para mí esta imagen tiene dos significados: en primer lugar, es una metáfora del paso del tiempo, de la mentalidad soviética todavía vigente y un recordatorio de que este problema lleva mucho tiempo presente. En segundo lugar, estas personas invisibles pueden seguir siendo invisibles y nadie las recordará al final. Podría ser que una fotografía fuera la única prueba de su existencia.