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Vice Blog

¿"El abrazo de la serpiente" sí es tan buena como para ganar el Óscar?

Consultamos a varios críticos de cine colombianos.

Foto vía.

En vista de que se nos acerca la 88ª edición de los premios Óscar, en la que El abrazo de la serpiente, dirigida por Ciro Guerra, logró nominar a Colombia por primera vez en la categoría de Mejor Película Extranjera, decidimos preguntar, más allá de cualquier consideración patriotera si es tan buena o no para lograr el galardón.

La película, que de hecho es el tercer largometraje de Guerra, ya ha ganado premios como el Art Cinema Award en el Festival de Cannes del año pasado, el premio a mejor director en los Premios Fénix del Cine Iberoamericano, el premio Spirit de cine independiente de Estados Unidos a mejor película extranjera y premio a la mejor película colombiana de 2015 en los premios Macondo, entre otros.

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En un artículo que Ciro Guerra le concedió a VICE, afirma que "El proceso de pre producción y rodaje duró tres meses y participaron más o menos unas 40 personas de afuera y unas 60 personas de las comunidades indígenas". La película es vista desde la perspectiva de los indígenas de la selva amazónica colombiana y se enfoca en hacer conocer ese territorio sagrado: sus costumbres, idiomas y su relación con la naturaleza.

Las otras cuatro (El hijo de Saúl por László Nemes, Mustang por Deniz Gamze Ergüven, A War por Tobias Lindholm y Theeb por Nayi Abu Nawar) para muchos se han convertido en dignos opositores de dicha categoría.

Así bien, quisimos preguntarle a tres críticos colombianos de cine cuál de los nominados a mejor película de habla no inglesa sería su candidata a ganar en la velada que tendrá lugar el 28 de febrero. Nada de Patria, puro cine.

Pedro Adrián Zuluaga, periodista, profesor, investigador y crítico de cine colombiano.

Creo que objetivamente El hijo de Saúl es una gran película y debería ganar en la categoría de mejor película extranjera.

Es una película que tiene la virtud de enfrentar un tema aparentemente extenuado desde un punto de vista nuevo y provocador. Te sacude al mostrar cómo los propios judíos hicieron parte de esa máquina burocrática y técnica de la muerte que fueron los campos de concentración. Pero su mayor mérito es la manera como el tema está tratado audiovisualmente.

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Su cámara asfixiante, que persigue a los personajes, que se les cuelga a sus cuerpos, el impresionante trabajo sonoro y el uso frecuente de planos cerrados, nos hacen sentir todo el tiempo la animalidad de la situación, la pérdida de los contornos humanos por esa razón instrumental puesta al servicio de la muerte. Pero en medio de esa deshumanización, un gesto profundamente enraizado en una fuerza moral, el de Saúl, quien quiere enterrar a un niño, lleva la película a otra lugar. Pocas películas logran ese nivel de interdependencia entre un tema y un estilo, y pocas lo consiguen de forma tan apabullante.

Sandro Romero Rey, escritor, director de teatro, docente, realizador audiovisual, crítico, comentarista.

Sin ninguna duda, si yo fuera dictador del Universo, le daría el premio a El abrazo de la serpientede Ciro Guerra y Ciudad Lunar. Los premios, en última instancia, son producto del azar. Entre las cientos de películas que se presentan a los Premios en los festivales del mundo, hay títulos tan buenos o mejores que El hijo de Saúl, A War, Mustang o Theeb. Pero éstas han sido las cinco finalistas y sobre estos nombres debemos jugar. Películas sobre el Holocausto han ganado de manera recurrente (y no creo que El hijo de Saúl sea mejor que El pianistade Polanski). Mustang no es una película de valores extraordinarios. Theeb es misteriosa y distante, pero el cine que podríamos denominar "asiático" tiene ejemplos similares. A war es un film impecable, dentro de las nuevas tendencias del cine danés, pero "films impecables" se hacen en Europa todos los días.

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El gran golpe de opinión para los Óscar lo daría un film latinoamericano, de un país que nunca ha sido premiado y que presenta una apuesta hacia valores originales (de contenido, de realización, de dimensión poética) que los Premios Óscar están en mora de reconocer.

Juan Carlos Lemus, crítico de cine de The End A Film Magazine

And the Oscar goes to: Son of Saul

Antes que nada debo aclarar que tengo un sentimiento de incomodidad al hacer este pronóstico: no he podido ver Theeb. ¿Qué me hace entonces soltar el pronostico así con tanta desfachatez? Obviedades aparte, y las típicas suspicacias de colombiano también, diré que básicamente porque El Hijo de Saúl es una película precisa y justa donde se nos muestra poco y no obstante en su ópera prima László Nemes no deja al espectador tranquilo.

La puesta en escena diferente, al tener una cámara embelesada por Saúl que hace que todo lo demás aparezca desenfocado y no sepamos de dónde o de qué provienen ciertos sonidos, es la herramienta de la que dispone el público para completar el filme que le van llegando a retazos.

Los seguidores de Coelho dan como el peor enemigo humano su propia cabeza. La imaginación no para y el miedo nos brota de dentro. En pleno campo de concentración, donde "La vida es bella" se hizo grande por llenarnos de esperanza y fe, «El hijo de Saúl» nos da una patada en las pelotas y nos despierta. La raíz del mal, Arendt, es lo que se eleva en situaciones de extrema miseria y necesidad, y los compañeros de Saúl lo remarcan con la elegancia que está en lo que no se deja ver. Su estética díscola y la simbología del notabilísimo final son el empaque y el broche que cierra este gran regalo cinematográfico de 2015.

María cree que las películas son más chéveres que el brunch. Descubre más sobre ella aquí.