FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Mi mascota se murió, ¿ahora qué?

Entendimos que el luto siempre es el mismo, sin importar la criatura que sea, hablando con Henry Cortés, el creador de una funeraria para mascotas.

Foto vía.

La misma semana en la que mataron a los niños del Caquetá, le aplicaron la eutanasia a Jacobo, el único perro certificado internacionalmente para ejecutar búsquedas en catástrofes. Contrario a lo que muchos pensarían, el país también se enlutó por el perro bombero, y su historia alcanzó en las redes sociales el mismo número de vistas que la de los niños del Caquetá. Algo parecido ocurrió esta semana luego de que el piloto Juan Sebastián Toro matara de un balazo a Príncipe, un criollito doméstico en el norte Bogotá.

Publicidad

Estas muertes y las reacciones alrededor de ellas me han puesto a pensar. ¿Hay un cofre en la estación de bomberos con las cenizas de Jacobo? ¿Terminará Príncipe en un botadero de basura? ¿Qué pasa con las mascotas cuando mueren?

Empecé a buscar por Internet y me encontré con que sí existen cementerios de mascotas. Poco a poco han ido apareciendo desde camposantos con tumbas físicas, que tienen pequeños mausoleos a los que se les puede llevar flores, fotos o pequeñas esculturas de la mascota, hasta cementerios virtuales que puedes visitar desde tu computador y llenar de mensajes, fotos y vídeos para homenajear y recordar a tu animalito.

Así descubrí Funeravet, un servicio funerario que creó el veterinario Henry Cortés junto con algunos socios, en donde ofrecen todo tipo de rituales y servicios para los dueños de mascotas que fallecen: cremaciones, entierros, guías de duelo e incluso un servicio de cementerio virtual para mantenerlos siempre presentes.

Me llamó la atención este tipo de empresa y además quería profundizar sobre la forma en la que los colombianos nos relacionamos vitalmente con los animales domésticos. Así que me encontré con Henry para conocer más de su iniciativa, hablar sobre la muerte y el duelo, entender cómo es eso de mantener un cementerio para animales.

VICE: ¿Cómo se te ocurrió montar un empresa de servicios para manejar la muerte de mascotas?

Todo comenzó en 2001, cuando montamos un servicio sanitario, un servicio de cremación. Lo que queríamos era recoger el cadáver de la mascota en la casa o en la veterinaria, cremarlo y ya. Pero en ese primer año, las personas empezaron a pedir un recordatorio o una guía. La misma sociedad pidió un cementerio, con un servicio de duelo incluido. Alguien que les dijera qué podían hacer, cómo le podían decir a sus hijos, cómo podían actuar frente a sus familiares, porque la mascota a la final se convierte en eso, un miembro más de la familia. Cuando se va, los niños empiezan a preguntar y los papás no saben qué hacer.

Publicidad

¿Hay alguna diferencia en el duelo de una mascota y el de una persona?

Según artículos y psicólogos que nos ayudan, el duelo es el mismo. Se pasa por las mismas etapas: choque, incredulidad (¿realmente sí pasó eso?), aceptación y restauración de las funciones normales del proceso de la vida de las personas. Cualquier pérdida ocasiona un proceso de duelo que no todos asimilan. Cuando vemos personas muy afectadas por la pérdida de su mascota, a veces no es por la mascota en sí, sino porque no han resuelto duelos anteriores. Hay personas que nos han dicho: "es que me dolió más la muerte de mi perro que la de mi papá". Y lo que los psicólogos dicen es que posiblemente no le haya dolido más la muerte del perro que la del papá, sino que cuando murió el papá, la persona no tenía el tiempo o la disposición para el duelo y no pudo hacerlo.

Cementerio de Funeravet, vía

Yo tenía siete años cuando Guardián, mi perro, se murió. Mi familia no tenía plata para pagar servicios de este tipo, es más, no sé si existían. El perrito terminó en una fosa común de animales a la que nos remitió el veterinario… Me pregunto si hubiera procesado esa pérdida de otra forma de haberlo enterrado…

Mundialmente, los especialistas recomiendan que para que las personas acepten que esto sucedió tienen que ver el cadáver de la mascota y hacer una "ceremonia de despedida". Los niños tienen que estar presentes en el entierro o en la sacada del cuerpo de la casa (hay muchas personas que prefieren que el niño no vea, o si le van a practicar la eutanasia a la mascota prefieren que no se entere). Es ideal que las personas estén presentes en todo ese momento, que se despidan del cuerpo y que lo puedan abrazar porque es la última vez que lo van a ver.

Publicidad

Lo otro es empezar a trabajar en procesos de duelo. Escribirle una carta de despedida; llevar una foto consigo y en un momento en el que quieran llorar, la saquen, lloren y se den un tiempo. También recomendamos rodearse de personas que entiendan el tema, y puedan ayudarlos a hablar sobre esto, porque si de pronto van al trabajo y le comentan a un compañero, puede que este se burle.

¿Ustedes están a favor o en contra de la eutanasia?

La eutanasia veterinaria es legal en Colombia. Los veterinarios somos los únicos que podemos aplicarla. Este es un proceso médico que se debe hacer de forma rápida, indolora y humanitaria.

Sabemos que una mascota no puede ser reemplazada, pero, ¿en qué momento se está listo para tener otra?

No lo sabemos. Es una pregunta que nos hacen mucho. El único que sabe es el corazonsito del cliente. Lo importante es no reemplazarlos tan rápido.

En su guía para el duelo dicen que las mascotas, al morir, van al Puente Arcoíris. ¿Dónde es eso?

Un lugar que no sabemos si se llama cielo, pero es especial. Físicamente nosotros los mandamos al horno o al cementerio, pero la gente quiere algo más. Si nosotros los humanos tenemos amor, recuerdos, memoria y posiblemente vamos al cielo, ¿por qué las mascotas no pueden tener lo mismo? El Puente del Arcoíris es un lugar bellísimo, lleno de mascotas, con abundante agua y comida para que ellos no sientan hambre ni sed, y un clima maravilloso para que no sientan frío. Es un lugar bonito y eso es lo que nosotros les expresamos a las personas, que sus mascotas cuando mueren van a un sitio agradable.

Publicidad

Foto cortesía de Funeravet

Hay quienes lloran por la muerte de un perro pero van a toros, ¿por qué crees que a muchas personas les duele de forma diferente cada animal?

Eso depende del apego que se tiene con el animal. Ver la muerte de un perro les recuerda mascotas que los acompañaron por mucho tiempo, que les regalaron alguna vez un ser querido, o mascotas que quedan como los hijos de una relación que ya se acabó, en muchas ocasiones. Los animales desde hace mucho tiempo se metieron en la sociedad, luego a la caza, luego a la cama y ahora se metieron en los corazones, y sacar un ser que se ha metido en el corazón es muy difícil.

¿Qué es lo que más has aprendido sobre el hombre a través del duelo que hace de sus mascotas?

Que hay mucha gente que está sola. Por eso es tan doloroso para los adultos mayores, por ejemplo, que solo tienen su mascota porque sus hijos ya se fueron y no tienen casi familia.

Cementerio virtual vía.

¿Hay diferencias nacionales y regionales en el manejo del luto? ¿Un indio o un colombiano, un rolo o un costeño, conciben la muerte igual?

En el Chocó, cuando se muere un humano, hacen una fiesta y pueden velar un cuerpo hasta nueve días, tocan tambores y hacen cánticos en el momento funerario. En la sociedad citadina la cosa se ha reducido. Hace más de 20 años velábamos a alguien dos o tres días y se hacía un velorio más endiosado. Esto ha cambiado mucho, las funerarias hacen la velación en un día y al siguiente el cuerpo va para el horno. Los procesos de duelo se están reduciendo mucho y esto psicológicamente es malo. La gente ya no está teniendo la oportunidad de sentirse y adecuarse a la situación real de que su familiar ya no va a volver.

Publicidad

A nivel internacional es igual, en México se trata la muerte de una forma, en la India son unos procesos totalmente diferentes a los nuestros. Podría ser muy raro para nosotros llevar el cadáver de un ser querido, prenderle fuego y echar sus cenizas al río. Ni siquiera es legal hacerlo. El tema es cultural, y con las mascotas pasa lo mismo.

¿Cómo manejan ustedes las diferencias culturales de sus clientes?

En el cementerio tenemos algunos clientes que son cristianos, y nos dicen que pongamos al animal de cierta forma, que no se puede cremar porque está prohibido en el cristianismo; al perrito también lo incluyen en esto. Hemos tenido algunas personas que profesan alguna cultura oriental y dicen: "por favor, no me vayan a cremar el perro todavía, hay que esperar 24 horas a que el alma de mi perro salga y ahí sí lo podemos cremar". Otros nos piden que si la mascota va a entrar a las nueve de la mañana a la cremación, les avisemos para que puedan hacer una oración desde la casa. Son culturas.

¿Cómo definiría el luto colombiano?

Hemos perdido muchas cosas. En la Costa Caribe antes le pagaban a la gente para que lloraran a los muertos. Hace tiempo también había personas que iban de funeraria en funeraria rezando y haciendo plegarias; eso ya no existe. Las funerarias han disminuido el proceso fúnebre y el de duelo a unas pocas horas. Cuando se trata de mascotas, nosotros lo que tenemos es un servicio amable y procuramos darle más al que está vivo, al doliente, que a la mascota. Para Funeravet es más importante el humano que el animal que murió. Mientras que en los otros funerales homenajean más al cadáver, nosotros nos centramos en la persona que sigue viva, que está dolida, porque el que se murió ya no tiene problemas.

Servicios de Funeravet

A veces, con ciertas noticias y reacciones en redes sociales, pienso que en Colombia pareciera que nos duele más la muerte de un animal que la de una persona…

Es nuestra insensibilidad frente a una guerra de casi 60 años. Ya nos acostumbramos. Eso lo vimos en el caso del perro Jacobo (el perro bombero) y los niños del Caquetá, ambos tuvieron casi el mismo alcance en los medios de comunicación. Y ahora salen todos los animalistas diciendo que pobres toritos, yo tampoco estoy de acuerdo con eso. Pero por qué cuando matan a todos esos niños no salen también a marchar. Posiblemente ya estamos insensibilizados frente al conflicto.