Felices para siempre: el trabajo doméstico no es un cuento de hadas
Todas las ilustraciones por Jot it Down.

FYI.

This story is over 5 years old.

jot it down

Felices para siempre: el trabajo doméstico no es un cuento de hadas

Un pequeño cuento de un reino no tan lejano que nos enseña acerca de la desigualdad en los espacios privados como los hogares.

El trabajo doméstico no remunerado se refiere a las labores de cuidado, limpieza, lavado, preparación de alimentos y, en general, a todas las actividades relacionadas con la administración y buen funcionamiento de los hogares por las que no se recibe pago alguno.

Este tipo de trabajo es realizado, en su mayoría, por mujeres, y es un subsidio no regulado por el sistema económico, por lo que constituye una forma de explotación de mujeres y niñas.

Publicidad

El trabajo doméstico es indispensable para la vida social política y económica, pero la desproporcionada carga de éste recae sobre las mujeres y limita sus oportunidades, autonomía, desarrollo, educación, ocio, cuidado personal y acceso a seguridad social. El trabajo doméstico no remunerado se mide cuantificando el tiempo que una persona dedica a estas actividades y se ha calculado que rebasa los 4 mil millones de pesos, que equivale al 23.2 por ciento del PIB nacional.

Vemos como un logro la incorporación masiva de las mujeres a los trabajos remunerados pero no percibimos su carga global de trabajo. La responsabilidad de las labores domésticas sigue siendo principalmente de las mujeres, independientemente de su participación en el mercado laboral porque los hombres no se han corresponsabilizado del trabajo doméstico de la misma forma en que las mujeres han asumido el trabajo fuera de casa.

Es esencial que los empleadores reconozcan que las personas deben cubrir necesidades básicas para estar listas para trabajar. Aunque el salario cubre la canasta básica (y eso ni a veces), se necesita trabajo para transformarla en alimento y tener un plato limpio donde servirla.

Para aprender a revalorizar el trabajo doméstico, hice un pequeño cuento de un reino no tan lejano que nos enseña acerca de la desigualdad en los espacios privados como los hogares.