Un paseo por el bulevar en un lowrider atascado del humo de mil porros de mariguana. El destino es una fiesta henchida de funky, trapicheo, amigos, chicas, vasos rojos y drogas. En el radio suena G-funk, oldies, y el mar cubre la escena desde el horizonte. Es un robo-trip. Es el flava Baja Cali más ponchado cifrado en la voz de Robot, quien acaba de sacar del horno Chocolate blanco, su nuevo disco. Siempre arriba.
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