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Viajes

Conociendo al Walter White colombiano

Al principio, lo único de lo que habló fue de tours ambientales. Pero luego señalé una parte en el libro de registro de su hostal y le pregunté qué era el "tour especial".​

"Si quieres, te puedo tomar una foto con una línea así de larga", me dice una especie de Walter White colombiano mientras separa una mano de la otra al menos unos 30 centímetros, al tiempo que yo le preguntaba de qué se trataba su 'tour especial' (…) Siempre y cuando no le tomes fotos a nuestras caras…", respondió.

Antes, al principio, lo único de lo que habló fue de tours ambientales estándar que ofrecían por medio de su hostal, como cabalgatas de seis horas por 10 dólares y tours en jeep de todo el día por 15 dólares. Pero luego señalé una parte en el libro de registro de su hostal y le pregunté qué era el "tour especial".

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"No eres policía, ¿cierto?" me pregunta.

"No".

"Yo solía trabajar para Pablo Escobar", dice. "Como químico".

Esa noche me iba a hacer el tour. Estaba decidido. Eran 75 dólares por una clase que incluía aprender a cocinar coca y tres gramos del producto final.

***

Al igual que el Walter White de ficción, la versión colombiana tiene esposa y un hijo, y una casa cómoda en un pueblo pequeño y tranquilo en el sur del país. Al igual que el Walter White de ficción, su esposa, según él, no tiene ni idea de lo que hace para ganarse la vida.

Cuando discutimos de su "tour especial", habla en susurros, mientras pone su dedo sobre sus labios.

"Nada al taxista", dice. "Nada a mi esposa. Si ella pregunta, dile que estabas interesado en aprender más sobre el café colombiano".

El señor que ya es de edad, y que bien podríamos llamar Walter, no es un gran criminal. Su negocio, después de todo, se da gracias al boca a boca. Me enteré del "tour especial" en un hostal en Popayán. Y según lo que dicen, tiene en Salento a gente que difunde la información sobre su tour.

Aparentemente, él dirige un hostal fuera de su casa, y alquila camas con almohadas de mierda y colchones usados por siete dólares la noche a los turistas que pasan hacia ciudades más interesantes.

"El agua caliente está disponible de 6:00 a.m. a 9:00 a.m. todos los días", dice en un aviso en la puerta del baño de mi cuarto. Cuando me registro, no hay electricidad. A las 9:00 p.m., la familia se va a dormir, y, entonces, o te quedas encerrado adentro o te quedas por fuera.

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"¿Y qué pasa si me quiero bañar por la noche?", le pregunta una chica en mi cuarto. "¿Podría tener agua caliente?".

"Nada es imposible," le dice Walter. "Todo es posible."

Ese es su lema. Incluso aparece en algunos mensajes escritos en el libro de registro que él deja caer sobre la mesa de recepción mientras nos registramos. Este libro de visitas lo ha firmado gente de más de 50 países, según me dice. Más de un puñado de mensajes escritos en inglés hacen referencia al tour especial.

Como dije, Walter no es exactamente un criminal escondiéndose en las sombras.

"El tour especial es increíble, si te gustan esas cosas", escribió una chica de Inglaterra.

*****

Encontrar cocaína en Colombia no es una tarea difícil o costosa. En un intento por limpiar su imagen, en los últimos años Colombia ha intentado acabar con uno de los dos estimulantes que la han hecho famosa en todo el mundo. La policía busca regularmente a turistas sospechosos en Cartagena y Medellín. Los equipos de agentes especiales utilizan morteros y lanzagranadas para luchar contra los traficantes en la selva. También hay avionetas que asperjan con herbicidas para diezmar los cultivos de coca. Y la fuerza marina hace incautaciones de coca por toneladas.

Pero nada de eso hace que encontrar coca aquí sea más difícil. El suministro se ha quedado más o menos igual durante los últimos años.

"Aunque el área utilizada para el cultivo de hoja de coca se redujo a 14 de los 24 departamentos de Colombia, esa tendencia no compensó los aumentos en otros 6 departamentos. En 4 departamentos, no se observó ningún cambio importante", dice un informe de 2012 de la ONU.

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"Por lo tanto, el panorama, en general se mantuvo estable para la materia prima utilizada en la producción de cocaína ilegal".

También se puede conseguir en discotecas, en las calles de las principales ciudades, con vendedores ambulantes. Si pagas más de diez dólares el gramo, estás pagando demasiado. Los taxistas te lo ofrecen espontáneamente, al igual que los borrachos en los bares que están tratando de practicar su inglés.

Si Walter quisiera vender cocaína al interior de Colombia, no tendría un negocio muy rentable. En lugar de eso, te ofrece una emoción que no vas a conseguir pasándole 10.000 pesos a un tipo en la esquina. Él te enseña a hacer las cosas tú mismo.

Yo no soy de salir con químicos de droga, pero estoy seguro de que Walter no se ve como tu cocinero promedio de cocaína. Él tiene un bigote bien cuidado y una chaqueta rompevientos agradable con el nombre de su hostal.

Habla un español lento y fácil de entender que deja claro que está en trato constante con los extranjeros quienes generalmente sonríen y asienten y preguntan si pueden tener agua caliente por la noche o si les puede mostrar cómo hacer cocaína. Nunca está afanado. Siempre es positivo. Todo es posible.

Más tarde, el mismo día de mi llegada, le dije que estaba listo para el tour.

"El clima está malo", dijo. "Mañana".

El clima no era malo, pero cuando estás lidiando con esas cosas, se puede esperar un poco de incertidumbre.

Si quieres saber más de está historia, léela acá, en Motherboard, nuestra plataforma de tecnología.