Medio Ambiente

Aguas ecuatorianas saqueadas por barcos pesqueros ilegales de China

Están pescando calamar ilegalmente, lo que es un amenaza para el equilibrio de todo el ecosistema marino, dijeron los expertos.
Barcos chinos han sido incautados por la Armada de Ecuador en las aguas de la reserva marina de Galápagos
Barcos chinos han sido incautados por la Armada de Ecuador en las aguas de la reserva marina de Galápagos. Este barco fue detenido el 25 de agosto de 2017, pero la pesca ilegal ha continuado sin cesar. Foto de JUAN CEVALLOS, AFP vía Getty Images.

MEDELLÍN, Colombia - Frente a la costa de Ecuador, el ecosistema marino se precipita hacia el colapso.

El cabrestante de un barco pesquero de arrastre chino saca una red gigante de las frías aguas del mar. La red está repleta de calamares gigantes de Humboldt, extraídos del océano Pacífico casi como si lo hicieran con aspiradora. Toneladas de estas criaturas marinas, congeladas y luego empacadas, se dirigirán pronto a los mercados de Asia, Estados Unidos y Europa.

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Los traficantes pesqueros involucrados son parte de la flota de barcos de arrastre de las lejanas aguas chinas, una especie de camarilla de marineros piratas que están saqueando la costa no regulada de América del Sur, despojándola así de una de sus especies más importantes. El calamar se encuentra en el centro de una compleja cadena alimentaria que mantiene unido el ecosistema marino.

Esta flota china tiene un historial sospechoso de pesca. Los datos cartográficos de Global Fishing Watch muestran que ha habido pesca ilegal dentro de las islas Galápagos, un ecosistema altamente sensible ubicado frente a la costa de Ecuador, el cual es conocido por su diversidad de tortugas marinas, iguanas y pingüinos. En esta zona, la pesca de calamar no está regulada mientras ocurra en aguas internacionales, lejos de las islas. Pero los barcos pesqueros a menudo traspasan las aguas de la reserva de Galápagos y, en ocasiones, también las aguas de las zonas económicas exclusivas de Ecuador para realizar su pesca ilegal.

Y no son los calamares lo único que se están llevando del océano ecuatoriano.

Los pescadores industriales chinos están adquiriendo notoriedad por pescar ilegalmente tortugas marinas y tiburones martillo en peligro de extinción. A esto se le conoce como pesca incidental. Además, esta flota se está volviendo cada vez más ambiciosa y recorre la costa del Pacífico desde las Galápagos hasta la Patagonia. Las especies en peligro de extinción y la vida marina indispensables para sustentar las cadenas alimentarias del océano no pueden escapar a sus redes.

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"Si pescas en exceso al calamar, centro de la cadena alimentaria, dañarás al resto del sistema", dijo Felipe Vallejo, director ejecutivo de Equilibrio Azul, un grupo de investigación y conservación marina con sede en Ecuador.

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Residentes de la Isla Santa Cruz en Galápagos, Ecuador, protestaron contra la pesca ilegal alrededor de las islas en agosto de 2017 luego de que la Armada de Ecuador informara que un barco chino con unas 300 toneladas de pescado fue capturado en las aguas de las Islas Galápagos. JUAN CEVALLOS, AFP vía Getty Images.

“Las orcas se alimentan de ese calamar. Si te llevas el calamar, todo el sistema alimentario se desequilibra".

Es la receta para el colapso ambiental en los océanos del mundo. Si, por ejemplo, los tiburones son eliminados de un ecosistema de arrecife, habrá un crecimiento excesivo de las esponjas. La esponja es un animal que juega un papel importante en el equilibrio del ecosistema, pues actúa como un sistema de filtración. Pero su crecimiento excesivo podría saturar al arrecife, distorsionando efectivamente la economía de la vida marina que depende del mismo.

La flota china —sin regulación alguna de Beijing— está causando estragos mientras el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, promete una línea más dura en cuestión de política ambiental. Según algunas estimaciones de expertos, en los océanos hay el doble de embarcaciones pesqueras de las que debería haber para poder conservar el equilibrio de las poblaciones de peces. Cuando las especies marinas más codiciadas empezaron a declinar en la costa china y japonesa a partir de la década de 1980, significó que un grupo cada vez mayor de pescadores ilegales chinos comenzó a buscar criaturas marinas en los rincones más lejanos del océano, como África y el Pacífico occidental.

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Pero más recientemente, esa búsqueda también incluyó a Sudamérica. En 2018, había alrededor de 260 embarcaciones chinas recorriendo la costa sudamericana, según el Círculo de Políticas Ambientales, un organismo de control para la conservación marina de Argentina. En 2020, este mismo organismo registró 305 buques chinos. Mientras los gobiernos y las organizaciones internacionales no tomen medidas enérgicas, se espera que el tamaño de la flota crezca.

Las temporadas de calamar

Los barcos pesqueros de arrastre persiguen las temporadas de calamar. De junio a noviembre, la flota saquea el Pacífico. De noviembre a mayo se dirige hacia el sur, arrastrando sus redes a través de la costa chilena, rodeando el estrecho de Magallanes en el extremo sur de Argentina, y finalmente anidando frente a las costas del norte de Argentina y el sur de Uruguay. Aquí también van tras los calamares.

“El calamar argentino de aleta corta es la especie clave del Atlántico suroeste. Para muchas especies como son los pingüinos, albatros, delfines, leones marinos y elefantes marinos, el calamar es uno de sus principales alimentos. Se encuentra en el centro de la cadena alimentaria del Atlántico sur ”, dijo Milko Shvartzman, activista de conservación marina del Círculo de Políticas Ambientales.

“El impacto ambiental es enorme porque nadie sabe exactamente cuánto pesca realmente la flota china”, explica Scharvtzman.

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“No se lo informan a nadie. La única información que hay es lo que el capitán le envía al gobierno chino".

Los pescadores locales están preocupados. Los barcos peruanos, de 20 metros de eslora, pagan salarios justos, cumplen con las regulaciones y llenan sus tanques con combustible que compran a precio de mercado internacional. Y están compitiendo con barcos chinos de 70 metros de eslora que obtienen su combustible subsidiado por el gobierno chino y además eluden las reglas internacionales.

“Es una competencia totalmente desleal”, dijo Shvartzman.

Aunque la mayoría de los calamares van a los mercados asiáticos, dijo Schwartzman, los comerciantes chinos de productos del mar también reempacan el calamar argentino y ecuatoriano y lo venden como un producto chino en los mercados de Estados Unidos y Europa.

Resistencia

El daño causado por la flota china no pasa desapercibido para los gobiernos de América del Sur. La Armada ecuatoriana está intensificando su lucha contra la pesca ilegal en la Reserva Marina de Galápagos.

"Estamos tratando de mantener los controles y evitar que estos barcos de arrastre de calamar ingresen a la zona económica exclusiva de Ecuador y agoten nuestros recursos naturales", dijo Diego Terán, un teniente comandante de la Armada de Ecuador.

El problema es que la marina de Ecuador solo puede patrullar su zona económica exclusiva, una porción de agua salada de 1 millón de kilómetros cuadrados en alta mar. Entonces, si los barcos de arrastre chinos lanzan sus redes en aguas internacionales que bordean la zona económica exclusiva, por lo regular se salen con la suya.

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Además, la capacidad de la armada ecuatoriana ya está sobrepasada. Con enormes volúmenes de cocaína que son traficados a través del Pacífico oriental en lanchas rápidas desde Colombia y Ecuador hasta América Central y México, ya tiene demasiados vehículos náuticos criminales que rastrear. En el enorme Pacífico, muchas embarcaciones de arrastre apagan sus sistemas de monitoreo para pasar desapercibidas.

“La marina ecuatoriana quisiera poder hacerles frente, pero la reserva de Galápagos es enorme por sí sola”, dijo Vallejo con un suspiro. "No puedes controlar cada centímetro. La marina y la fuerza aérea no tienen suficientes barcos y aviones para realmente manejar el problema".

El salvaje oeste del océano es también donde se llevan a cabo las grandes transacciones con el calamar. Desde las profundidades de las aguas internacionales, llega pronto un carguero y compra la pesca de una embarcación de arrastre en un punto de transito en medio del mar. Según Shvartzman, estos barcos de arrastre chinos apenas pasan tiempo en el puerto. Algunos pescan en el mar durante dos o tres años antes de volver a atracar. Sus capitanes no responden ante nadie que no sea el dinero contante y sonante.

Vallejo espera que más países se unan a Ecuador para presionar en contra de la pesca industrial. Pero es escéptico con respecto a los avances que pueda haber. China ha endeudado a Ecuador otorgándole préstamos con condiciones como envíos obligatorios de petróleo a cambio del impago de intereses. Ecuador enfrenta graves complicaciones para devolverle a China el financiamiento de infraestructura que le otorgó. Esto significa que es difícil para Ecuador enfrentar solo a la flota china.

Colombia, Perú y Chile se comprometieron recientemente a ayudar a combatir la creciente amenaza de la flota pesquera de China frente a sus costas.

Aún así, el Pacífico es un lugar inmenso e indómito. Es difícil vigilar todo un océano. Y es probable que la demanda de calamares en ciudades densamente pobladas, lejos del mar, sea la razón de existir de esa flota. Mientras la gente siga demandando los mariscos, los barcos pesqueros chinos no regulados seguirán saqueando sin tregua la frágil vida marina.