Estos cuatro elementos mezclados crean una situación totalmente explosiva. El avión es un espacio cerrado repleto de gente en el que si alguien apesta de forma desmesurada el resto de pasajeros sentirán una incomodidad bestial. Al verse encerrados en un vehículo que surca los cielos y del que no pueden escapar, entrarán en un auténtico estado de pánico, algo así como despertarte un día y darte cuenta que eres Pablo Motos; en fin, una sensación de agobio y de querer arrancarse la mandíbula muy fuerte.El caso es que el avión, finalmente, llegó a su destino dos horas más tarde, después de echar educadamente al pasajero del avión y limpiar a fondo el interior de este, que se había quedado impregnado de un “hedor gigantesco”, según narran algunos pasajeros.Aun así, hay algo en esta historia que me pone muy triste. La noticia no debería ser “Un señor que apestaba mucho ha hecho aterrizar a un avión” sino “Varios pasajeros echan a un pasajero por culpa de su olor corporal”. Este segundo anunciado nos genera cierta empatía con el pasajero maldito (el apestoso) y recoloca el eje vertebrador del incidente no en este hombrecillo sino en la poca tolerancia del resto de los pasajeros. El problema no es la peste, el problema es en qué forma esta se interpreta en el cerebro de los demás.1) Un avión.
2) Los pasajeros.
3) El cielo.
4) Un pasajero que apesta de tal forma que es totalmente imposible respirar a su lado.
Cada vez que uno de los pasajeros del vuelo accidentado decía algo como “Fue como si no se hubiera lavado durante varias semanas” se me parte el corazón. ¿No se podría haber resuelto de otra forma antes de terminar humillando tanto a este tipo? ¿Por qué nadie dijo nada antes de que entrara al avión? ¿Acaso el tipo empezó a apestar solo cuando atravesó la puerta del aerobús? Lo dudo. Podrían haberle dicho algo antes, en la cola de facturación, en los asientos de la puerta de embarque, al entregar el billete. En cualquier otro momento. Joder, hay formas mucho más sutiles de decirle a alguien que apesta.1) “No, papá ha llegado tarde porque su conferencia fue todo un éxito y le propusieron repetirla al día siguiente”.
2) “Estaba volviendo a casa y me dije, ‘no puedes volver sin un regalo muy especial para tu hijito’, así que hice parar el avión en medio del vuelo para comprarte este DVD llamado “Despegues y aterrizajes de aviones: colección 2018”.
3) “Volví ayer pero no me viste en todo el día porque me ignoras y nunca quieres contarme tus problemas o qué chica del cole te gusta —porque te gustan las chicas, ¿no?— y esto hace que por las noches llore y quiera tirarme dentro de un camión de la basura para que me triture”.
4) “Es que al salir del hotel me dije, ‘pues voy a volver a casa nadando y andando’, y esto es lo que he hecho. He tardado un día en ir de Canarias a Ámsterdam a pie. No está nada mal, ¿verdad hijo?”.