Nos encanta probar cosas. No importa qué: la gravedad, la rotación, cuánto es mucho, lo frío del agua y el sabor del mar. Es más, si no fuera por esos pequeños disgustos y sorpresas que nos dan las experiencias desconocidas, nuestros días serían un bucle incoloro tan entretenidos como un elevador. Hasta coger se vuelve aburrido si no se prueban cosas y personas. Me atrevería a decir que los humanos, como animales que somos, basamos nuestra existencia en probar cosas nuevas, compararlas y morir. Lo único que nos diferencia del resto de las especies es nuestra capacidad para comunicarnos: el chisme. Eso y que nos podemos emborrachar.
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Cómo la especie más obediente del planeta, hemos creado sociedades funcionales en donde el consumo de cualquier estupefaciente —natural o químico— está prohibido. Estamos condenados por nosotros mismos a jugar en esta realidad sin trucos, ningún descanso mental de la superestructura que nos gobierna con horarios y dinero. El único veneno que nos permitimos como gente es el alcohol, y vaya que lo aprovechamos. No sólo nos ponemos pedos cada fin de semana y gastamos nuestro dinero en un par de horas que se convierten en crudas y vergonzosas historias; hicimos del vino una industria tan compleja como las frutas. Decenas de miles de productos diferentes de los cuales podemos elegir para embrutecernos con nuestra única droga legal. Colores y sabores para todos los gustos y caprichos, ¡que nadie quede fuera!
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Qué más quisiéramos que embriagarnos con los más dulces licores mezclados con agua burbujeante de manantiales escondidos en la selva, escarchados con sal de gusano en una combinación perfecta de sabor, potencia y calidad, un trago sin crudas que nos haga sentir a qué saben las nubes. Pero nel. Somos pobres en un mundo de concreto. Pero tenemos algo: bebidas baratas preparadas que venden enlatadas en tienditas por toda la ciudad.Así que la dinámica fue esta: convocamos a los bebedores más serios de la oficina, auténticos detectives del alcohol, para probar los chupes preparados más baratos que venden en las tienditas. Desde el Viña Real hasta Four Loko, calificamos del 1 al 5 los cocteles empacados basándonos en su sabor, presentación, la cantidad de alcohol, y el precio. No probamos las nubes pero al menos perdimos el piso.
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Viña Real - 45 pesos
París de noche - 16 pesos
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Laura - 1.5Pésimo. Según está hecho con refresco de cola y cognac, pero sabe a jarabe de zarzaparrilla combinado con cognac super barato. Además es una pésima combinación, incluso si llevara buen cognac y Coca-Cola, ¿a quién se le ocurrió arruinar dos buenas bebidas de esa forma? ¡WTF!Rodrigo - 1La peor. Demasiado dulce, no tiene un sabor característico, la presentación se ve muy corriente. No la recomiendo. No creo que sea bienvenida en ninguna fiesta, evento, concierto, etcétera.Daniela - 1Es lo más asqueroso que he probado. Demasiado dulce, como si hubieran hecho un refresco sin gas del Bubbaloo de tutifruti combinado con insecticida. En general todas las bebidas con CocaCola me dan asco. Y este coctel es como para tías, ¿quién pide un París de Noche? No es opción en ningún momento de tu vida. No lo hagas.
Caribe cooler - 13 pesos
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La Caribe Cooler siento que es más un complemento para otras bebidas, o para tomar a lado de una alberca. Es tomarse una nada más en lo que llegan los buenos tragos. La presentación de la botella es bonita y juvenil (su target).Daniela - 5Esta es de mis favoritos. El sabor me recordó a las paletas de cerveza. Me encanta y lo he combinado con diferentes alcoholes. Además tiene un buen diseño. Recomendación: prepárate un Gin&Tonic clásico y agrégale un chorrito de Caribe Cooler de durazno.
New Mix - 13 pesos
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Daniela - 3Me recuerda a mis fiestas en la secundaria, fue una bebida muy vomitada en ese entonces. No me gusta el tequila pero el sabor no me desagrada tanto. La presentación es horrible. La combinación del azul metálico con verde es muy corriente.
Perla negra - 21.50 pesos
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Daniela - 2Esta bebida estaba muy de moda hace unos años, y a pesar de ser extremadamente dulce, me gustaba. Eso sí, no me tomaba más de tres. No sé como llegaron a dar con ese color verde diarrea asqueroso. La presentación es súper chaca/tribal.
Cubaraima - 14 pesos
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Daniela - 2Lo único que me gustó de este es el nombre. Demasiada coca, no sabe a alcohol. Es como si te tomaras los restos tibios que quedaron en los vasos rojos de la fiesta con colillas adentro y todo. Asqueroso.
Jack Daniels de manzana - 25 pesos
Sala-madre - 33 pesos
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Laura - 4Esta bebida preparada me sorprendió. Esperaba que supiera asquerosa y no fue así. De hecho, me gustó; es una buena combinación de sabores.Rodrigo - 4Para mi esta fue la revelación. Al principio era de las que más dudaba pero sorprendió con su sabor. Sí sabe a pepino, sí sabe a limón y sí sabe a mezcal. Se siente fresco muy digerible, creo que es muy bueno para empezar la fiesta y lo único que le agregaría sería la sal de gusano o en su defecto un poco de tajín. La presentación no es muy buena y el nombre está cagado pero pues nada más.Daniela - 4.5Para empezar el nombre es naquísimo. Me encanta el mezcal y se me hace una falta de respeto que lo enlaten y además lo mezclen. Si no son aguas locas no lo hagan. Un buen mezcal se toma solo y a sorbitos con su respectiva chela. A pesar de todo, no sabe tan mal, tiene un toque de mezcal ahumado, la combinación de pepino con limón le da frescura. No me tomaría más de uno pero no está tan mal como esperaba.
Skyy - 21 pesos
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Rodrigo - 2No sabe tan mal, pero siento que está muy perfumado.Daniela - 4.8Este es de mis favoritos también. Lo podría comprar como para precopear y ya después algo más fuerte. Siempre me ha gustado la botella, sencilla y con clase.