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En un artículo para Matter que se publicó en abril del año pasado, Alana Massey escribió sobre los efectos de ser "indiferente", y argumentó que ya habíamos llegado al límite de la indiferencia. "La indiferencia se metió a nuestras vidas románticas y obligó a todos los que queremos compartir nuestros sentimientos a competir en las Olimpiadas de la indiferencia con quien sea que estemos saliendo", escribió. Estoy totalmente de acuerdo.Cuando empezaba a salir con chicos, dejaba que los hombres tomaran el volante y me llevaran a la tierra de la indiferencia, donde las chicas nunca son encimosas, emocionales, celosas o mandonas.
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Y es por eso que las mujeres me hacen lo mismo. Esa es la razón por la que he aceptado en muchas ocasiones, con muchos hombres, que mis intereses eran menos importantes y mis metas más frívolas. Es la razón por la que, cuando empezaba a salir con chicos, dejaba que los hombres tomaran el volante y me llevaran a la tierra de la tranquilidad, donde las chicas nunca son encimosas, emocionales, celosas o mandonas.El punto es que, a pesar de que me esforzaba mucho por ser "tranqui", las cosas de todas formas nunca funcionaban. No importaba que tan indiferente fuera, siempre había más ámbitos en los que podía ser más fría. En otras palabras, me la pasaba gritando "¿No podría ser más tolerante?" hacia un vacío oscuro y sin amor, un vacío que nunca me iba a responder "Sí". Era un circulo vicioso de serenidad.Supe que tenía que dejar de ser indiferente hace dos años, cuando le dije al tipo con el que llevaba meses saliendo que necesitábamos definir nuestra relación. Resulta que, en su cabeza, solamente éramos amigos. Tener sexo no importaba. Salíamos y nos divertíamos. Dejé que me convenciera de que era mi culpa por empezar a sentir algo por él y, en vez de hacerle saber lo mucho que me había lastimado, hice mi mejor esfuerzo para aparentar indiferencia para que no pensara mal de mí. Esa fue la gota que derramó el vaso. Descanse en paz la Alison indiferente.Ahora lucho por ser histérica. Así lo veo: si podemos hacer que regrese la palabra "coño", también podemos hacer que regrese el término "histérica". Ser histérica es decir lo que piensas, expresar tus sentimientos y decir lo que te molesta. La mujer histérica deja fluir sus emociones y exige respuestas cuando la ignoran. Las mujeres histéricas no son misteriosas ni evasivas, y no fingen que todo está bien. Ser histérica es ser genuina.Por siglos, las mujeres se han visto obligadas a reprimir sus emociones para apaciguar a los hombres. Ya basta. Ser dueñas de lo que nos han programado a temer más es el primer paso. Aceptar la histeria es la única forma de erradicarla y de erradicar cualquier forma nueva que adquiera.Sigue a Alison Stevenson en Twitter.