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Con caballos y látigos, agentes fronterizos estadounidenses expulsan a inmigrantes haitianos

“Por eso su país es una mierda”, le gritó un agente de la Patrulla Fronteriza Montada a un grupo de migrantes haitianos en la frontera entre Estados Unidos y México.
LC
traducido por Laura Castro
Un agente de la Patrulla Fronteriza Montada de los Estados Unidos intenta evitar que un migrante haitiano ingrese a un campamento a orillas del Río Bravo, cerca del puente internacional de Del Río, Texas, el 19 de septiembre de 2021.
Un agente de la Patrulla Fronteriza Montada de los Estados Unidos intenta evitar que un migrante haitiano ingrese a un campamento a orillas del Río Bravo, cerca del puente internacional de Del Río, Texas, el 19 de septiembre de 2021. Foto de PAUL RATJE/AFP vía Getty Images.

Agentes de la Patrulla Fronteriza Montada dan de latigazos en la cara y el cuerpo a los inmigrantes haitianos. Las familias haitianas con niños pequeños luchan por cruzar el Río Bravo de regreso a México para evitar ser deportadas. Padres y madres lloran ante la perspectiva de ser deportados a su país de origen, donde la crisis social y política parece no tener fin.

Esas fueron algunas de las escenas que se vieron en la ciudad de Del Rio, Texas, durante el fin de semana, cuando el gobierno de Estados Unidos adoptó una postura inflexible contra miles de inmigrantes haitianos recién llegados que buscaban protección. Esta situación se está convirtiendo en un desafío humanitario y de relaciones públicas para la administración del presidente estadounidense Joe Biden, ya que las imágenes de agentes de la Patrulla Fronteriza Montada gritando y persiguiendo con látigos a haitianos desesperados están por todo Internet.

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"Por eso su país es una mierda, porque usan a sus mujeres para esto", le gritó un agente a caballo a un grupo de mujeres haitianas que cruzaban el Río Bravo con bolsas de comida, según mostró un reportaje de Al Jazeera.

La situación a lo largo de la frontera suroeste de Texas a la entrada de Del Río se está convirtiendo cada día en un problema mayor para el presidente Biden, quien trata de demostrar que tiene el control de la línea fronteriza mientras cumple su promesa de adoptar un enfoque más humanitario hacia la inmigración. Sin embargo, las cosas se le están complicado en ambos frentes, debido a que los grupos de derechos humanos arremetieron contra él por el maltrato a los migrantes haitianos y los republicanos le recriminan haber perdido el control de las fronteras de Estados Unidos.

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Agentes de la Patrulla Fronteriza Montada de Estados Unidos intentan evitar que los migrantes haitianos ingresen a un campamento a orillas del Río Bravo, cerca del Puente Internacional Acuña del Río en Del Rio, Texas, el 19 de septiembre de 2021. PAUL RATJE / AFP vía Getty Images

Incluso el propio Haití está protestando por la reciente reanudación de los vuelos de deportación de sus ciudadanos, pues dice que no tiene la capacidad de acoger a su propia población por la gran inestabilidad que enfrenta derivada del asesinato de su presidente y un gran terremoto que, en el mes de agosto, mató a más de 2.000 personas.

El secretario del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, Alejandro Mayorkas, defendió el trato que se da a los haitianos en una entrevista con CNN, diciendo que no hay contradicción alguna en dar la bienvenida a los refugiados afganos mientras deportan a los refugiados haitianos. “Esos dos procesos son completamente diferentes. Estamos trayendo a ciudadanos afganos por aire después de haber investigado minuciosamente sus antecedentes y darles nuestra aprobación. Ese es un proceso seguro, ordenado y humano”, dijo. “Eso es muy distinto a que entren de forma ilegal por los puntos fronterizos de ingreso en época de pandemia, cuando, desde hace meses, hemos sido muy claros y explícitos con respecto a que esa no es la manera de ingresar a Estados Unidos […] Y no tendrá éxito”, concluyó.

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La semana pasada, un campamento temporal de migrantes debajo de un puente internacional que conecta a México con Texas creció en cuestión de días, pasó de albergar a un par de cientos de personas a albergar a más de 12.000, lo cual ha abrumado a las autoridades fronterizas y alimentando la xenofobia.

El campamento está formado principalmente por inmigrantes haitianos negros, que llegaron por miles en cuestión de días para buscar asilo en los Estados Unidos. No está claro por qué llegaron tantos a la vez. Parecen ser una mezcla de haitianos que llegaron recientemente a México y haitianos que han estado esperando en otras ciudades fronterizas mexicanas durante meses.

En el área, no hay un muro fronterizo que separe a Estados Unidos y México, y Ciudad Acuña, que está frente a la ciudad de Del Río, Texas, ha sido una ciudad mucho más segura para los migrantes que otras ciudades fronterizas mexicanas cercanas.

Ya antes han acampado grandes grupos de migrantes africanos y cubanos en Ciudad Acuña, pero esta es la primera vez en la historia reciente que los migrantes acampan en el lado estadounidense de la frontera, dijo Stephanie Leutert, directora de la Iniciativa de Políticas de Centroamérica y México en la Universidad de Texas en Austin.

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Esto tiene que ver, en parte, con el hecho de que el nivel de agua en el Río Bravo es lo suficientemente bajo como para que grandes grupos de personas puedan cruzarlo, dijo. Además, ahí hay menos presencia y control de los cárteles que en otras ciudades fronterizas como Reynosa y Nuevo Laredo, donde los migrantes no pueden cruzar el Río Bravo sin coordinarse con los cárteles y pagarles una tarifa.

Las políticas de inmigración estadounidense también han influido. En años pasados, los migrantes tendían a permanecer en las ciudades fronterizas mexicanas mientras llegaba su turno en las listas de espera para presentarse en algún puerto de entrada, pero ahora Estados Unidos no permite que ningún migrante solicite asilo en los puertos de entrada. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza no ha respondido a nuestra solicitud de comentarios sobre el comportamiento de los agentes.

“En sí, esto no es nuevo. La gente ha estado cruzando en los puertos de entrada y pidiendo asilo durante años. Lo que es nuevo es el enorme número de personas en esta pequeña ciudad”, dijo Leutert, quien anteriormente trabajó en la administración de Biden en política migratoria. "Cuando no hay vías legales en la frontera para buscar protección, la gente se aferra a cualquier sugerencia que escuche para tratar de encontrar una vía hacia los Estados Unidos".

Este lunes, un grupo de 26 gobernadores republicanos publicó una carta abierta al presidente Biden solicitando una reunión para hablar sobre los cruces fronterizos ilegales y exigiendo que "tome medidas inmediatas para proteger a Estados Unidos, restaurar la seguridad y poner fin a la crisis".