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Para llegar a la raíz de la química del idiota, hablé con David Belin del Departamento de Farmacología de la Universidad de Cambridge. "Las drogas afectan tres mecanismos psicológicos en el cerebro", comentó. Con la cocaína, estás alterando con eficacia la dopamina química que inunda tu cerebro cada vez te metes una línea. "La dopamina no es placer en sí misma, sino un mecanismo en el cerebro que permite el aprendizaje", explicó David.
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"Otro punto: las drogas facilitan los hábitos, así que para este punto tus impulsos están llenos de motivación para consumir la droga, y llegan a tu sistema de hábitos y sólo lo haces sin pensarlo, necesariamente", señaló David, en referencia a qué tan adictiva se puede volver la cocaína. "Además, con la cocaína no hay un síndrome de abstinencia física real, sino que existe una fuerte abstinencia psicológica. Te sientes ansioso, te sientes mal, y eso se suma a tu motivación para continuar con el uso de la droga".¿Entonces eso explicaría por qué la gente se puede terminar una bolsa hacia el final de la noche, mientras tú apenas te estás despertando?"Absolutamente", dice David, quien añade que todos estos impulsos van a ser magnificados o inhibidos por el consumo probable de alcohol. Esta combinación crea efectivamente una nueva droga potente —etileno de cocaína— cuando ambas sustancias van a parar al hígado, lo que aumenta drásticamente la probabilidad de un ataque al corazón, incluso hasta 12 horas después de haber sido mezclado. ¡Yuju!"Va a disminuir tu tono inhibitorio general, de manera que cedes ante impulsos que no tomarías en cuenta normalmente", aclara David. Ah, y también, aquel asunto cuando llevas unos tragos de ventaja sobre los demás y empiezas a murmurar sobre conseguir un poco de material para "recuperar la sobriedad" es un mito. La cocaína se limita a proporcionar más dopamina para luchar con los otros neurotransmisores que compiten por el dominio de tu cerebro. Podría agudizar por unos instantes tu concentración, pero, en efecto, sólo estás más estimulado.
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"Podría vincularse con la excitación general", explicó. "A diferencia de la heroína, que se centra en el placer por sí mismo, la cocaína hace que el mundo luzca más brillante. Así que algo que es hermoso —una pareja o una pareja potencial— se volverá más bella, y hará que tengas un mayor deseo. Tal vez no tienes opción".La cuestión de la elección, o la falta de ella, ha sido un tema de investigación para David. Si nunca has tomado drogas, podría leer esto y pensar 'Si es un problema tan grande, simplemente no te metas coca". Lo cual es justo. ¿Pero existe un punto en que un usuario debería darle a su consumo una consideración adecuada?"Digamos que lo hiciste una vez en una fiesta con amigos y lo disfrutaste", comenta David. "Entonces, dos meses después, te encuentras ante esa situación de nuevo, pero en lugar de cada dos meses podría volverse un hábito de todos los sábados, y uno piensa 'Estoy bien, porque lo hago sólo los sábados'. ¿Realmente lo deseas, o acabas en ese ambiente con amigos y la inhalas sin realmente querer hacerlo? Si ocurre esto último, es un indicio de que estás perdiendo el control. Es un reflejo. Es el momento, el modo de pensar. Y los detonantes —reunirte con ciertos amigos, beber alcohol— para consumirla significa que siempre tratas de encontrar justificaciones. Te sugiero que te reúnas con esos amigos un sábado y que acuerden no meterse cocaína Si no pueden pasarse la noche sin consumirla, es posible que estés en el lado equivocado de la historia".@Gobshout