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Brasil destina una flota de seis drones para ayudar a erradicar el esclavismo

Los drones no sustituirán la presencia física de los inspectores, pero serán de gran utilidad en las zonas más remotas del país.

Este artículo fue publicado originalmente en VICE News, nuestra plataforma de noticias.

El gobierno brasileño empezará a destinar una pequeña flota de drones como parte de su más reciente esfuerzo por erradicar el tráfico de personas en las partes más remotas del país.

A partir del mes que viene, y empezando por Río de Janeiro, 6 drones provistos de videocámaras serán enviados a registrar los negocios en algunas áreas rurales en las que se sospecha que los trabajadores son forzados a labores cuya dureza linda con el esclavismo. Lo que todavía no se sabe es qué se hará exactamente con el metraje.

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"Los drones no sustituirán la presencia física de los inspectores, pero serán de gran utilidad en zonas más remotas del país, como en el caso de granjas a las que es muy complicado acceder por carretera", comentó Bruno Barcia Lopes, coordinador de supervisión rural para el secretariado laboral de Río de Janeiro, ante la fundación Thomas Reuters.

El ministerio de Trabajo de Brasil define la esclavitud como el trabajo realizado en condiciones degradantes por debajo del salario mínimo. Durante años tanto activistas como ONG's han denunciado la existencia del esclavismo en zonas rurales de Brasil, especialmente en las industria del carbón y la ganadería.

No existen estadísticas fiables sobre la esclavitud en ese país, así que es difícil conocer la magnitud del problema, pero se estima que emplea a una cantidad que oscila entre las 25.000 y las 40.000 personas. Casi 2 millones de personas trabajan a cambio de nada o de casi nada por todo Suramérica.

Pese a todo, en los últimos años el gobierno ha tomado medidas para combatir el problema y el ministerio de trabajo ha convertido el delicado conflicto en una de sus prioridades. A mitad de los años noventa, el ministerio de Trabajo lanzó una Unidad Móvil Especial de Refuerzo para sumarse al trabajo de los cuerpos de seguridad y de los fiscales para localizar y registrar los ranchos y las empresas donde se sospechaba que se estaba abusando de los trabajadores.

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Según el periódico The Guardian, más de 400 empresas brasileñas cuyos patrimonios sumaban el 30 por ciento del producto interior bruto de Brasil suscribieron un pacto nacional para erradicar el esclavismo en 2005.

El plan de los drones no podría llegar en un mejor momento, y se espera que el reciente acuerdo suponga la puesta en activo de una de las herramientas más eficaces e influyentes para erradicar una lacra humanitaria.

En 2003 el gobierno se puso todavía más agresivo y empezó a publicar un listado de las compañías en las que se habían descubierto casos de esclavismo. El listado fue bautizado como la "lista sucia". Las empresas fue fueron incluidas en ella, que eran nada menos que 600, padecieron sanciones económicas. Y en muchos casos, se las boicoteó internacionalmente y se les prohibió recibir préstamos de algún tipo, ni públicos ni privados. A las empresas se les permitía salir de la lista pasados dos años si demostraban haber cambiado su política.

El año pasado, la empresa que reconstruyó el estadio de Maracaná para el Mundial de 2014 en Brasil fue incluida en la lista sucia después de que las autoridades del país la acusarán de haber sometido a más de 100 trabajadores a condiciones de trabajo muy precarias y a jornadas abusivas. La lista fue celebrada por la Organización Internacional del Trabajo y por otros grupos defensores de los derechos humanos, que la describieron como inspiradora.

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Sin embargo, el Tribunal Supremo de Brasil decretó la suspensión de las restricciones impuestas por la lista el pasado diciembre, después de que un grupo de compañías inmobiliarias presentaran una orden judicial en su contra. Las empresas alegaron que las restricciones eran excesivas.

Los grupos que trabajan contra el tráfico de personas se mostraron iracundos ante la sentencia, pues consideran que crea "un vacío legal que permite que casi 600 compañías y personas que se dedican a explotar a personas puedan sacar tajada de las ayudas públicas y de beneficios fiscales".

Según el ministerio del Trabajo de Brasil, 41.451 trabajadores de todo el país fueron rescatados de situaciones laborales de esclavismo entre 1995 y 2011, la mayoría de las cuales eran de servidumbre por endeudamiento. La inspección de la Unidad Móvil Especial se tradujo en más de 2.000 trabajadores rescatados en 2013. Se desconoce si esos trabajadores hoy trabajan libremente.

"No podemos afirmar que las cosas sean mejores, ni que el esclavismo haya emigrado rumbo a las ciudades y es casi imposible calcular el número", relató a Reuters Leonardo Sakamoto, cabeza visible del grupo antiesclavista Repórter Brail. "El esclavismo es como la plastilina. Cada vez que lo estrujas asume una forma distinta".

Kevin Bales, un prestigioso abolicionista norteamericano y fundador de la ONG Free the Slave, dijo en 2013, en la que se cree fue la primera propuesta en su categoría, que estaba dispuesto a utilizar drones provistos de cámaras para filmar el esclavismo en los zonas de pesca de India y en una reserva de tigres en Bangladesh.

Su plan era asociarse con un cineasta británico y convertir el metraje en un documental. La idea sería, en última instancia, conseguir liberar a aquellos que viven atrapados en el infierno del trabajo forzado.

Sin embargo la idea no fue del todo bien recibida por los activistas locales, que señalaron que se trataba de una maniobra de publicidad muy bienintencionada, que, sin embargo, no denunciaba qué razones de fondo subyacen en la práctica del esclavismo.

Según la Organización Internacional del Trabajo hay alrededor de 21 millones de personas por todo el mundo atrapadas en algún tipo de trabajo forzado. Naciones Unidas considera que el tráfico de seres humanos es la tercera industria criminal más vasta del mundo, después del narcotráfico y el tráfico de armas.

Brasil fue el último país de toda América en abolir el esclavismo. Lo hizo en 1888.