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Cultură

Buenos días, pecadores… Con Warren Ellis: ¡Quiero un castillo en Marte!

Estoy cansado de esperar a que lleguen los viajes espaciales.

Éste es mi plan.

La gente está muy emocionada por las nuevas casas que se enviarán a la Estación Espacial Internacional. En lugar de esas cajas metálicas en las que viven los astronautas, la idea es enviar habitaciones inflables que se puedan guardar en tubos de dos metros. Son más baratos, es más fácil enviarlos y es una idea muy inteligente.

También es un castillo inflable de clóset enviado por el sector privado. Bigelow Aerospace, la compañía detrás de las cabinas inflables, ya está hablando de vender “casas espaciales independientes”. Todos ven a las compañías de lanzamientos espaciales privados, y sueñan con una época en la que los mineros espaciales vivan en estaciones autosustentables mientras obtienen platino e itrio de asteroides y lo envían de regreso a la tierra para hacernos más ricos. Alguien tiene que venderle las casas de acampar a los exploradores, ¿cierto? Los súper ricos van a querer sus propias habitaciones en la Estación Espacial Vacacional, ¿cierto?

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No.

Vivir en una estación espacial sería como quedar atrapado durante semanas en el avión más pequeño de la peor aerolínea. Piénsalo. Piensa en ese momento cuando lo único que estarás respirando serán los pedos de alguien más. Mientras tus huesos se pudren. Y si tienes la mala suerte de que algo duro se estrelle contra la ventana, mueres. Y por “morir”, me refiero a: “Tus fluidos corporales comienzan a hervir, pero tus jugos vaporizados se congelan de inmediato mientras tu piel y órganos internos de hinchan sin control”.

Ahora, nuestros primos norteamericanos han pasado un buen rato solicitando al gobierno la construcción de cosas como una Estrella de la Muerte. Lo cual me parece genial, aunque quizá un poco precipitado. No. Me gustaría escucharlos solicitar la instalación de un castillo inflable como parte de la primera invasión a Marte.

Llevar una bola de burbujas Bubbles al espacio. Acompañadas de cosas como extremófilos, esa extraña plasta que sobrevive a casi todo. Líquenes oscuros, o tardígrados, esos bichos a prueba de radiación mejor conocidos como "osos de agua". Meter estas cosas en la burbujas y lanzarlas hacia Marte. Muchas burbujas. En tandas de 50. Unos escudos inflables de calor pueden cargar con los organismos y romper las burbujas en el momento indicado para esparcir su contenido. Los osos de agua pueden vivir diez años sin agua. Una capa de musgo ayudaría a elevar la temperatura de Marte los suficiente para empezar a liberar agua.

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Es probable que existan formas microbianas de vida en Marte. Quizá estemos contaminando un entorno alienígena intacto. Pero yo digo: “Si están ahí, que luchen por lo que es suyo”. Que luchen contra los indomables osos de agua terrestres, no me importa. La estaciones espaciales son una mierda. Quiero un castillo en Marte.

Y quiero que alguien más lo construya. Quiero enviar a los participantes de un reality show a Marte. Hay un equipo holandés que quiere hacer esto, así que por favor dales tu apoyo. Tendrán muchas cosas que hacer en Marte, además de tener que lidiar con el envenenamiento por radiación y a adquirir un gusto por esos líquenes en los que los osos de agua se han estado cagando, así que por qué no me construyen un castillo también.

En ese momento podré llamarme Barón de Marte, declarar el planeta como mi residencia oficial para fines fiscales, tener una capa y casco de diseñador, revolcarme con cualquier que responda a mi búsqueda de una “Amante Espacial” en OKCupid, crear un oso de agua gigante que pueda montar, y enviarle un sapo muerto a Newt Gingrich por correo.

Entre todos los planes allá afuera, éste es el mejor de todos, ¿cierto?

Sigue a Warren en Twitter: @warrenellis

Imagen por Marta Parszeniew.

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