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Cultură

Encontrarte con tu propio selfie es jodido

Gyllenhaal lo vuelve a bordar en Enemy.

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Si tu mejor amigo vuelve de vacaciones de Canadá te puede traer como regalo a) un bote de 25 cl. de sirope de arce, b) unas manoplas para el frío como las de los esquiadores en Sochi o c) una foto de una miembro de la Policía Montada con el torso desnudo y cubierto de aceite para masajes de 50 Sombras de Grey. La última opción es la menos probable, porque Canadá es un país aburrido. O eso creen los yanquis.

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Pero si Parker y Stone dibujaban a Terrance & Philips con la cabeza partida es por algo, como sugiriendo que hay algo ahí que no funciona. Que tanta normalidad y ñoñería Celine Dion no pueden ser sanas. Otro canadiense, Cronenberg, nos ha dedicado bizarradas en forma de cintas VHS que se reproducen a través del intestino grueso, biopuertos en la rabadilla para entrar en videojuegos, moscas gigantes o gemelos que se lo quieren montar con la misma chica, pero no para pasárselo en grande. Y hemos encontrado a su digno sucesor.

Se llama Denis Villeneuve y se hizo famoso en todo el mundo con Incendies, una película demasiado académica, aunque narrativamente jugase a ser muy moderna. Siempre le ha gustado plantear cuestiones morales profundas y poner a sus personajes en situaciones límite. Se recomienda recuperar una joya llamada Maëlstrom (2000), filmada quince años antes de demostrarnos que su estilo se puede plegar a la maquinaria de Hollywood y cumplir con un thriller de estudio como Prisioneros.

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Aunque su referente parece el señor de la Nueva Carne, la primera secuencia de Enemy le encantaría al David Lynch de Carretera Perdida. Mujeres desnudas, voyeurs que babean ante un strip-tease y un insecto gigante que parece diseñado por H. R. Giger, son sus aportaciones (tiene muchas locuras más) a esta adaptación de El hombre duplicado de José Saramago. El argumento es fiel al texto del Nobel: un profesor de universidad descubre en una película que tiene un doble por ahí suelto. Se lanza a dar con el actor y lo (se) encuentra. En un error de novato, se busca a sí mismo en Google.

Todo el mundo que ha visto IT Crowd sabe que la única manera de romper Internet es escribir Google en la ventanita del buscador. Así que comienza la catástrofe. Y en medio de todo, Jake Gyllenhall por partida doble, que no es canadiense, pero demuestra tener la cabeza partida como la pareja de muñequitos de South Park. A pesar de que se hizo popular por el vaquero que monta a Heath Ledger en Brokeback Mountain, se ha colado en películas de culto como Código Fuente (del hijo de Bowie) o esta última. Y Donnie Darko, claro.

Enemy, que nos llega por fin el 28 de marzo, es experimental, aunque se ve tan fácil como si fuera un filme de sobremesa. Y es profunda y abierta, porque da vía libre al espectador para todo tipo de interpretaciones. Con una final de esos que te dejan fuera de juego. Villeneuve demuestra ser un gran discípulo de Cronenberg, con su forma de abordar el sexo y ese juego constante entre realidad perversa y sueños aún más retorcidos. Canadá es un lugar aburrido, pero en el que pasan cosas raras, raras, raras.