Todas las imágenes cortesía de Felix Gonzalez-Torres Foundation
El espacio urbano se transforma constantemente. Con él, las personas que lo habitan. Solicitando una conversación que, por premisa inicial, somete a una investigación del movimiento de la Ciudad del México y lo pone en velo, la obra del fallecido artista cubano Felix Gonzalez-Torres transita en el imaginario colectivo de los “chilangos” como una afrenta a la presión y estrés de la cotidianidad citadina.
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6 espectaculares esparcidos por la ciudad muestran una misteriosa ave con un fondo gris, haciendo palpable la planeación y flujo en un abismo visual donde se pierde el contexto donde se sitúan.
A manera de celebración por los dos años de poner arte en el espacio público –por kurimanzutto en Sonora 128, colonia Condesa, CDMX– la obra de Felix Gonzalez-Torres se levanta como un homenaje a su interminable legado estético, y la visión que siempre tuvo el artista: “A lo largo de su carrera, el compromiso de Felix Gonzalez-Torres con causas sociales y políticas estimuló su interés en la superposición de la vida pública y privada”, describe kurimanzutto. “De acuerdo con algunos estudiosos, su proyecto estético estuvo relacionado con la teoría del teatro épico de Bertolt Brecht: la expresión creativa transforma al espectador de un receptor inerte a un observador activo y reflexivo y motiva a la acción social”.
Felix Gonzalez-Torres nació en Cuba y tuvo su desarrollo artístico en Nueva York y Miami en una época donde el SIDA golpeó fuertemente a Estados Unidos. El artista tomó armas para llevar a cabo una producción artística que levantó la mirada y positivamente pudo mirar al futuro. Murió a causa de dicha enfermedad en 1996.
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