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Cultură

Marc Behrens y sus expresiones sonoras

Hablamos con este artista sonoro sobre sus inspiraciones, temáticas e instalaciones más importantes. Una completa inmersión por el arte sonoro.

Fotografía de Ivan da Silva en 2014. Imagen vía.

Primera escena: el redoblar de un tambor, el resonar de un címbalo y luego el estruendo que producen las rocas al caer por un peñasco. Segunda escena: un performance con sonidos de aeropuertos y aviones acompañados de historias de un viajero que recuerda la importancia que el cielo tenía para nuestros antepasados. Tercera escena: Resuenan las voces, los cantos y el ambiente de una ciudad. Dichos sonidos provienen de unos parlantes que flotan sobre el río Paiva, en Portugal. ¿Qué significa todo esto? y ¿quién está detrás de estas escenas?

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'Unit', 'Clould' y 'Recurrent' son los nombres de las tres escenas descritas anteriormente y son las obras sonoras del artista alemán Marc Behrens. En estas tres instalaciones, Behrens crea paisajes sonoros y desafíos simbólicos a través de la yuxtaposición de sonidos del medio ambiente. Estas obras son vívidos ejemplos del objetivo de este gran exponente del arte sonoro: proponer reflexiones entorno a la naturaleza y al hombre a través de secuencias sonoras y música concreta.

Este pintor de sonidos es Marc Behrens, es alemán y lleva cuarenta y cinco años combinando música electrónica y concreta (este último es un género electroacústico que sintetiza los sonidos del ambiente) con performances, fotografía y video. Su trayectoria como artista incluye 30 discos musicales, producciones radiales como 20 Zonen que presentaba el arte sonoro en emisoras como hr2-kultur y la grabación del drama radial Progress, una suerte de radio-documental que emparentaba la historia de su familia con la de Alemania hecha para la emisora Deutschlandradio Kultur, en 2013. Ha sido profesor en la Academia de Bellas Artes de Saarbrücken y en la Universidad de artes aplicadas Darmstadt-Dieburg, las dos en Alemania. También ha sido codirector de la Asociación de Música Contemporánea de Frankfurt. Conversamos con este genio del sonido para que nos contara sobre su proyecto y sobre sus reconocidas instalaciones 'Unit', 'Clould' y 'Recurrent'. Actualmente, este artista presentó su trabajo en el Festival RADAR, en Bogotá.

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Vice: La mente de un artista está en continuo movimiento ¿hacia dónde se dirige la tuya? ¿En qué te inspiras?

Recientemente me siento influenciado por la obra de Joseph Beuys, un artista alemán que pertenecía a Fluxus (movimiento artístico de los 60 que se reveló contra el arte como mercancía). Este artista usaba materiales cotidianos y los combinaba con simbolismo para crear una vía alternativa al mundo pragmático. A través de esto, logró reincorporar la experiencia espiritual a través de la práctica artística. Esto es lo que, después de varios años de experimentación, he querido lograr.

En general, ¿crees que construir una vía alternativa al mundo pragmático es el trabajo de un artista sonoro?

Bueno, yo no me consideraría un artista sonoro. "Artista" es suficiente para mí. Hace poco abrí dos exposiciones personales: una que involucra esculturas y otra, la semana pasada, con fotografía y texto. No hay mucho sonido en estas obras [ser ríe].

Lo que pasa es que el sonido y la música son para mí los medios más sencillos, en término de experiencia y ejecución. Pero también intento incorporar otros formatos de experimentación: escritura, fotografía, escultura y performance para intensificar la experiencia y las sensaciones.

¿Por qué son el sonido y la música los medios más sencillos?

En mi niñez tenía una ilusión recurrente en la que convertía el silencio en una experiencia de sonido extremadamente violenta. Luego, descubrí la música experimental, el free jazz y otras expresiones parecidas que me liberaron de medios mucho más tradicionales y cuadriculados. La música envolvía mi cuerpo y mi energía al punto de convertirse en el medio más interesante para explorar, aunque siempre lo combino con otras expresiones.

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¿Un ejemplo de esto es la instalación 'Unit' que presentaste en la Tercer Trienal de Guangzhou, en China? ¿Cómo comenzó este proyecto y qué tipo de sonidos y paisajes inspiraron esta instalación de altoparlantes e instrumentos de percusión?

En 2008, fui invitado a un viaje por la provincia china de Qinghai. Fui solo y sin traductor y podrás imaginar lo difícil que fue. Qinghai es una provincia remota habitada por tibetanos, mongoles y otras minorías y tuve la fortuna de encontrarme un lugar lleno de tambores y címbalos. Recuerdo vívidamente una de las festividades chamánicas que estaba inundada en potentes tambores y se podía sentir la vibración del sonido en los pies. También recuerdo mucho el sonido de las piedras que caían por los acantilados de las montañas de Qinghai. Habría siempre algo de peligro allí.

Estas dos sensaciones inspiraron la instalación 'Unit', en la que buscaba combinar lo electrónico con lo acústico. Utilicé tambores y rocas como los sonidos prevalentes y los principales elementos de la instalación. Después incluí el sonido de unos grillos de alta montaña y algunos platillos tibetanos. Así que combiné el sonido de las piedras que caen con el de los tambores. En la obra, había entre estos dos sonidos pausas de silencio que se interrumpían por la percusión de los tambores. La audiencia quedó perpleja frente a la inmensidad de sensaciones.

Otra de tus instalaciones aplaudidas fue 'Clould', una presentación performática que hiciste en el Festival Tsonami en Chile. ¿Por qué los aeropuertos se convirtieron en un tema relevante para ti?

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No es sobre los aeropuertos en sí mismos, sino sobre todo el sistema de transporte aéreo masivo, en particular los vuelos. Hoy en día la personas se transportan por el aire y recorren un espacio que el hombre creyó por milenios que estaba habitado por dioses y seres sobrenaturales. El transporte aéreo masivo ha trivializado esta experiencia y por eso olvidamos lo importante que era este lugar para los antiguos seres humanos. ¡Todo este simbolismo detrás del cielo y ya nadie piensa en eso! Esto es lo que me parece interesante.

Por esta razón, comencé a investigar sobre la relación entre lo sobrenatural y la música. Como la música está compuesta por movimientos pequeños y flexibles en el espacio, generados por un objeto, me sentí forzado a incluir en la exposición otros elementos que explicaran esta idea. Por eso pensé en texto para ser leído y escribí historias que me ocurrieron cuando viajaba en avión. Desde el performance en Valparaíso, sigo explorando nuevos elementos. En una segunda ocasión incluí nubes en el video y luego una burka. Me convertí pronto en un ser híbrido e intenté definir la actual quintaesencia del espacio. Esto me pareció mucho más interesante que ser el tipo de artista que contonea ideas en un computador portátil. Me gusta más moverme en este espacio creado por canales múltiples de sonido y proyecciones. Así es como percibo mis propias creaciones musicales.

Esta quintaesencia del espacio me recuerda tu instalación 'Recurrent', donde unos parlantes flotan sobre un río como si fueran embarcaciones. ¿Cómo concebiste esta idea y cuál fue la reacción de aquellos que escucharon y vieron tu trabajo?

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El sonido que escucha la audiencia a través de estos parlantes proviene de personas, animales y seres sobrenaturales de la región del rio Paiva, en Portugal. Toda la vida alrededor de este lugar está nutrida por el ecosistema de este río. Así que los sonidos grabados en estos parlantes pueden ser considerados 'bioproductos' que fueron devueltos a su lugar original, el río. Con esto se cierra el ciclo y se rinde homenaje a esta corriente de agua que le da vida a toda la región. Hay un aspecto interesante de esta instalación y es que el agua mejoró la calidad del sonido y complementó la experiencia sonora en su totalidad. Las personas se quedaron horas enteras a la orilla del río disfrutando la percepción sonora y visual de las cajas flotantes y el aspecto no lineal de la composición. Describiría esta instalación como un paisaje mejorado, fue casi como visitar "la tierra del arte".

Tu trabajo ha sido presentado en Latinoamérica en festivales como Tsonami, y ahora en RADAR. ¿Cómo ves la escena del arte sonoro en este continente y cómo describirías tu propia experiencia en este tipo de festivales?

En realidad no estuve en RADAR personalmente. Pero en Tsonami conocí a David Velez, quien es gran un artista y curador. Él llevó mi trabajo a este festival.

Pero cuando estuve en Chile, me complació mucho ver la gran audiencia que tuve en Valparaíso (y en Córdoba, Argentina donde di una conferencia y ofrecí un concierto algunos meses antes del festival). En general, puedo decir que la gente es más curiosa de lo que uno cree y la audiencia siempre está dispuesta a entrar en nuevos territorios. Aquellos que ya estaban familiarizados con este arte fueron muy respetuosos frente al esfuerzo de todos los artistas que participamos. Por otro lado, creo que los artistas que encontré en Latinoamérica están logrando increíbles aproximaciones individuales frente al arte sonoro. Claro, me encontré con algunos que querían imitar el modelo europeo y eran demasiado escolásticos, pero ellos fueron la excepción. Me encantaría volver a América Latina para conocer más exponentes del cine sonoro. Viajar es siempre una gran una musa de inspiración.

¿Qué le dirías a algún curioso que quiere conocer el arte sonoro, pero todavía no entiende cómo ser un espectador eficiente?

Bueno, no hay que confundir arte sonoro con música. Piensen este arte como un viaje en bus hacía un lugar desconocido.

¿Qué piensas de un festival como RADAR, que presenta piezas de video y conciertos de arte sonoro en salas de cine?

Una sala de cine fue pensada en un principio como un lugar donde la música y el sonido ocurrían en vivo para ambientar una película muda. Así que, históricamente, la idea no es "alienígena". Pero con la evolución del cine nos hemos desacostumbrado a esta idea y ahora la experiencia cotidiana es muy distinta. Creo que la mejor forma de utilizar este espacio es integrando todas las artes: cine, música, performance.