Neurocolor: el artista mexicano que usa microdosis de LSD y sueños lúcidos para pintar
Detalle - Histeria. Todas las imágenes cortesía del artista.

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Neurocolor: el artista mexicano que usa microdosis de LSD y sueños lúcidos para pintar

“Mi obra no es ni glitch art ni pintura como tal, es juntar la tradición de ambas y hacer algo nuevo”.

El terreno del arte glitch es un reino propio en el que no hay reglas. Si bien, como tesis usualmente se parte de que son rendiciones visuales a partir de que un medio digital tenga una falla, la práctica del artista mexicano David Pescador, mejor conocido como Neurocolor, investiga a través de diversos medios como la ilustración, el arte digital y el óleo, su funcionamiento en nuestra percepción visual.

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Armándose de una postura íntimamente independiente, su estética habla de la percepción como punto de partida y de llegada para hacer un imaginario visual que confunda, con toda la intención, la tradición pictórica del hombre con su actual realidad digital.

En la clausura de su exhibición SNOOZE en Galería Tu Mamá, encerrada en un diminuto callejón metido en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, Neurocolor me platicó sobre todos los elementos que usó para llevar a cabo esta serie y otras que han ido marcando el paso de su carrera.

Vivir es el error II.

VICE: ¿Por qué “Neurocolor”?
Neurocolor: Mi seudónimo nace a partir de cualquier color, en realidad, es un neurocolor. Los colores, como tal, no existen, son interpretaciones cerebrales de acuerdo a ondas pertenecientes al espectro electromagnético. Tenemos células que perciben tres ondas principalmente: la roja, la azul y la verde. Esas, en conjunto, interpretan todo el resto de los colores en el cerebro.

Para mí existe una necesidad muy importante por evidenciar que todo lo que vemos no es realmente lo que está ahí afuera. Neurocolor funciona como un recordatorio de que todo es percepción, todos los colores son neuro-colores. Nada está ahí afuera, son impresiones de nuestro cerebro.

Vivir es el error.

50F.

Vista de instalación.

¿Qué elemento resaltas en particular de Snooze?
Siguiendo con lo que platicábamos sobre Neurocolor, esto se une muy íntimamente, de hecho, con el color magenta. Si lo investigas puedes ver que es un color que, como tal, no está en el espectro lumínico —no aparece en el arcoíris— y es más bien un atajo del cerebro para unir las ondas pertenecientes al rojo y al azul. Entonces, una y otra vez, aparece de manera sutil o implícita en muchas partes de la obra y la exhibición en sí misma.

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Snooze se traduce literalmente como “siesta” o es este botón que puedes usar para que tu alarma de despertador te de unos “cinco minutos más”. Esta exhibición tiene que ver con aquellas cosas que compone nuestro cerebro que se imprimen sobre la realidad misma, así como los sueños. Yo experimento mucho con los sueños lúcidos, por ejemplo.

¿Me puedes contar sobre los sueños lúcidos? ¿Cómo los logras o cómo funcionan?
Tengo un dispositivo para dormir que se llama Aurora y su función precisamente es inducir los sueños lúcidos. Fue desarrollado por iWinks en San Diego, California, y llegó a todos lados a través de su campaña en Kickstarter hace como cinco o seis años. El programa tiene tres electrodos que detectan tus movimientos oculares y capta las frecuencias que emiten. A partir de esto, cuando notan que tienes movimiento prefrontal del córtex, que se activa normalmente cuando estás soñando, tiene un sistema de leds y sonido 8bits que te permiten darte cuenta de que estás soñando, escuchas una señal y ves un cambio de luces reconocibles.

BlckMttr.

Es difícil decir hasta qué punto esto influye en la producción de las obras, como te decía, es una conflagración de muchos elementos. Esta exhibición va sobre la cualidad presencial del color, de cómo ver una pieza con cierta iluminación y pigmentos no es lo mismo que verla en fotografías. Son pedazos de temas que tomo entorno al cerebro, la conciencia, los sueños, el color y la percepción pero siempre con una aproximación diferente o inesperada. Es experimental a través de combinar lo ya consolidado de la pintura, el arte digital para hacer pequeños juegos y deformar ambos. Todo toma su raíz a través de temas oníricos, alteración de estados, drogas, la ilusión y demás.

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¿Cómo está el rollo de la microdosis de LSD? ¿La usaste para esta exhibición?
La uso para muchas cosas, no exclusivamente para hacer arte. Esto no funciona como un catalizador de creatividad per sé, aunque naturalmente muchas cosas están empapadas de haberlo hecho.

Se usan dosis de máximo 10 micras —un papel de LSD normalmente contiene 100 o 120— y hay que tomarlas cada cuarto o tercer día. Como casi todas las sustancias, tienes que ser cuidadoso porque se genera una resistencia de manera bastante rápida, más o menos yo me daba esas dosis cada lunes y jueves. Si piensas en hacerlo diariamente tienes que tomar en cuenta de que si tomas una de 10 un día, al siguiente día tendrás que tomar 20, luego 40 y así sucesivamente. Y eso deja de ser negocio, además, no está chido andarte metiendo tanto LSD en tu vida. Más que nada lo uso por temporadas.

Galantamine.

Hddnfc.

¿Dónde encuentras los límites entre el glitch art y el óleo?
No existe una fórmula. En algunas obras proceso una imagen, la corrompo a través de glitch art y tomo un bastidor de pintura para convertirlo en algo diferente, inesperado. Me gusta mucho el óleo porque es un medio que se adueña por completo de las obras que habita, este material que es duro y necio, difícil de manejar, y se percibe incluso como viejo (o en algunos casos muerto) puede aún estar en la conversación de lo que nos está aportando el mundo digital. Es un crossover bien interesante porque la pintura es una historia milenaria. Cuando uno pinta dialoga con los pintores de todas las épocas, yo quiero dialogar con ellos pero a partir de la contemporaneidad digital. Trasladar todo a un medio arcaico y primitivo.

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Hablo del lenguaje virtual, el del arte digital, pero obligando a tener una interacción con un objeto presencial, que es la pintura. Venir hasta aquí, este barrio de Xochimilco, para ver las obras y dialogar con ellas que hablan también del medio arcaico que las compone. Mi obra no es ni glitch art ni pintura como tal, es juntar la tradición de ambas y hacer algo nuevo. Cosa que, además, veo necesaria.

Dentro de todo esto, ¿cómo caben estas expresiones políticas como tu intervención a la bandera?
No es una faceta como tal que me surge mucho, pero no quiero negar ni encubrir el contexto en el que estoy. La bandera, vista como tal, es un agente muy colonizador e impositivo —antes de que tengas nombre ya tienes una nacionalidad— se te impone y la cosa es así. Cuando hice estas dos intervenciones de la bandera pensé más que nada en retomar el símbolo y convertirlo en algo diferente, además de que me parece una manera más apropiada de pintar a México. El color es parte vital de nosotros: los tarahumaras, huicholes, Oaxaca, los psicoactivos, todos esos colores son nuestros y siento que la colonización y la religión llegó a meter el gris y el café en nosotros.

StairPyramid.

Fatal Error.

MemoryError.

BedBug.

Melting Point.

Keep Scrolling.

Ashes.

Conoce más de Neurocolor, en su sitio y síguelo en Instagram.