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diez preguntas

Hablamos con un condenado a muerte injustamente

“No tienes el control de tu vida por completo y puedes perder tu vida y tu libertad en cualquier momento, aunque seas inocente”.

En 1997, Damon Thibodeaux de 23 años fue sentenciado a muerte después de que lo declararon culpable por violar y asesinar a su prima adolescente. Desafortunadamente, Damon era inocente y lo culparon por la identificación equivocada de los testigos presenciales y por una confesión forzada y falsa. En realidad, no se encontró evidencia física que lo vinculara con el crimen.

Thibodeaux pasó una década condenado a muerte antes de que volvieran a investigar su caso. Esta vez, con la ayuda del Proyecto Inocencia, se pusieron en duda los testimonios de los testigos presenciales y la confesión, y la prueba de ADN de la evidencia, que no se utilizó durante la investigación inicial, demostró que no sólo la sangre en el arma no era de Thibodeaux sino que tampoco había indicios de abuso sexual. En 2012, después de 16 años de encarcelamiento, lo liberaron y su condena fue anulada.

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VICE le preguntó a Thibodeaux sobre esta experiencia que te cambia la vida y tuvo la amabilidad de desenterrar el pasado y responder a las preguntas que siempre quisiste hacerle a un condenado a muerte injustamente.


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VICE: ¿Alguien te sorprendió y/o lastimó al dudar de tu inocencia? ¿Cómo afectó tu relación con ellos?
Damon Thibodeaux: Todos me apoyaron mucho y eso me dio fuerza. Aunque hubo una vez, que quise darme por vencido con mis apelaciones y que procedieran con la sentencia porque no quería vivir como un animal encerrado en una jaula y en ese momento, no veía ninguna forma de probar que no había cometido ese crimen.

¿Hubo momentos en los que tú mismo dudaste de tu inocencia?
Nunca hubo un momento en el que dudara de mi inocencia. Yo sabía que no lo había hecho. La gente que me conocía y que aún me conoce tampoco lo dudó ni un segundo.

¿Alguna vez estuviste seguro de que te iban a ejecutar por este crimen que no cometiste? y, si es así, ¿cómo te cambió?
En un momento si pensé que me iban a ejecutar. Nunca pensé que me meterían a la cárcel por algo que no hice, y mucho menos que me iban a condenar a muerte por eso. Como dije, incluso quise rendirme. Me cambió de una manera en la que me encontré cara a cara con mi propia mortalidad y el hecho de que en ese momento pensé que iba a ser ejecutado por algo que no hice.

¿Cómo te afectó esta montaña rusa de acontecimientos o cómo cambió tu forma de ver la religión o tu percepción acerca de un poder superior?, si es que así fue.
Yo creo en Dios. Estar condenado a muerte te cambia espiritualmente. Sea cual sea tu creencia espiritual, te vuelves más consciente de que alguien o algo más tiene el control y no tú.

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¿Cuál era la respuesta común que te decían dentro de la cárcel cuando decías que eras inocente? ¿Alguien te creía? ¿Tu creías que a alguno de tus compañeros presos también lo habían condenado a muerte injustamente?
Creo que hay más personas que están condenadas a muerte por crímenes que no cometieron. Escuchas historias de personas que podrían ser inocentes pero no te pones a investigar el caso de otra persona sólo para hacer tu propio juicio. Había uno o dos guardias que me decían que yo no debería estar ahí, que no encajaba.


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¿Cómo te trataron los otros reclusos cuando se puso en práctica el proyecto de inocencia y parecía que podría haber una posibilidad de que tu sentencia fuera anulada?
Cuando el Proyecto Inocencia tomó mi caso pensé que sólo era rutina. Otro caso a tratar. A medida que pasaba el tiempo y su investigación se hizo más profunda comencé a pensar que podría recuperar mi libertad. Los otros reclusos me apoyaron cuando se enteraron de que el Proyecto Inocencia estaba involucrado en mi caso. Sin embargo, obviamente, a todos les gustaría tener ese nivel de representación.

¿Hubo algunos aspectos positivos que pudieras sacar de una experiencia tan horrible y/o de tu tiempo en la cárcel?
Lo único positivo que se puede tomar de una experiencia como esta es que te hace más fuerte. Refuerza el hecho de que no tienes el control de tu vida por completo y que puedes perder tu vida y tu libertad en cualquier momento, aunque seas inocente.

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¿Qué piensas ahora de la pena de muerte como una forma de castigo? Si estás totalmente en contra, ¿conoces a alguna persona en la cárcel o fuera de la cárcel, que creas que lo merece?
Hubo un tiempo en el que hubiera apoyado la pena de muerte por ciertos delitos. Pero estar condenado a muerte durante 15 años por algo que no hice me hizo ver que no podemos aplicar esta forma de castigo de manera justa o segura. Tampoco creo que deberíamos tener el poder o la autoridad para quitarle la vida a alguien así de fácil. En la sociedad de hoy, tenemos los medios y la capacidad de castigar a los criminales sin matarlos. Cuando la venganza toma el control, la justicia ya no funciona. Creo que las personas toman malas decisiones en la vida, algunas peores que otras, pero la manera en que reaccionamos ante esas situaciones es un testimonio de lo que somos como sociedad.

¿Cómo te ha compensado el gobierno por su error y por haberte robado años de tu vida?
No me compensaron de ninguna forma. No sé si algún día lo harán. Lo que sí es cierto es que no me pueden devolver lo que me quitaron. El gobierno es lento para corregir sus propios errores y compensar a los que han lastimado, pero es rápido para castigar a alguien antes de tener todas las pruebas necesarias.


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¿Cuál fue el mayor reto al que te enfrentaste cuando volviste a adaptarte a la vida normal y de qué sientes que te perdiste por estar encarcelado en ese momento de tu vida?
Cuando por fin me dejaron en libertad y anularon mi sentencia, las cosas más grandes que tuve que enfrentar fue socializar con otras personas porque cuando estás condenado a muerte no tienes contacto con nadie. Estar en una relación con alguien era un desafío cotidiano porque te cierras emocionalmente. No es fácil tener relaciones con la gente después de cerrarte de esa manera para sobrevivir. Me perdí de muchas cosas en ese momento. Extrañaba mucho a mi hijo que estaba creciendo, el nacimiento y la muerte de algunos familiares, y el hecho de no ser una parte de sus vidas. Me perdí de gran parte de mi vida. No me podré retirar cuando me haga viejo. Si no me dan una compensación, entonces tendré que trabajar por el resto de mi vida.