Artista convierte arcilla para niños en grotescas esculturas de sus vecinos

Una fascinación aguda por observar a la gente, inspiró a los diseñadores holandeses Ward van Gemert & Adriaan van der Ploeg para crear esto.

por Nathaniel Ainley

29.9.16

Imágenes cortesía del artista

An acute fascination with people-watching inspired Dutch designers Ward van Gemert & Adriaan van der Ploeg, a duo otherwise known as Nightshop, to start sculpting the faces of their neighbors using a resin-based children’s clay. The 30 life-sized busts in The Strangers/The People In Our Street are modeled after the people walking around outside Nightshop’s Rotterdam based studio. On this street there's both a methadone clinic as well as a hospital, so the two artist had a wide variety of profiles to work from.

The faces are cast from a bizarre color pallette and have jagged and grotesque features, sort of like the characters in Beavis and Butthead. The project marks a step in a new direction for the designers, who tend to produce works with a more utilitarian quality—like this set of custom decorated office furniture. ”We also really like to make objects without a function that’s just telling a story,” van der Ploeg tells The Creators Project in an email. Now, the designers can stare at their neighbors for as long as the want.

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Una fascinación aguda por observar a la gente inspiró a los diseñadores holandeses Ward van Gemert & Adriaan van der Ploeg, un dúo conocido como Nightshop, para esculpir la cara de sus vecinos utilizando arcilla para niños hecha a base de resina. Las 30 esculturas en The Strangers/The People In Our Street son el modelo de la gente que camina afuera del estudio con base en Rotterdam de Nightstop. En esta calle hay una clínica de metadona así como un hospital, así que los dos artistas tienen una gran variedad de perfiles con los que trabajar.

Las caras son moldeadas de una extraña paleta de colores y tienen características grotescas e irregulares, más o menos como los personajes en Beavis and Butthead. El proyecto marca un paso a una nueva dirección para los diseñadores, que pretenden producir trabajo con una cualidad más utilitaria -como este conjunto de mobiliario de oficina personalizado- “También nos gusta hacer objetos disfuncionales que simplemente cuenten una historia,” comenta por correo van der Ploeg a The Creators Proyect. Ahora, los diseñadores pueden ver a sus vecinos el tiempo que quieran.

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