“La soledad y el encierro cambiaron la forma de tocarme. Paso más tiempo en la cama porque no salgo a ningún lugar. Me quedo horas mirando fotos, buscando videos y chateando con desconocidas. Eso generó y genera, inevitablemente, que me masturbe con frecuencia. Hace poco me compré un juguete por internet para investigar sobre el sexo anal. Por ahora esa experiencia la vivo en soledad. ¿Lo usaré cuando tenga un encuentro sexual con otra persona? No tengo idea”. me dice Pablo de 30 años.
Cómo aprendimos a masturbarnos
“Honestamente no sé cuando empecé a tocarme. Si me acuerdo de moverme mucho al borde de la silla cuando era chica, de cruzar mis piernas y hacer presión cuando estaba en el autobús mientras sentía la vibración del movimiento. Luego, más en concreto, creo que fue después de los 20, cuando empecé a fantasear con algunas situaciones que me llevaron a masturbarme. Ahora en la pandemia ya he experimentado mil formas diferentes de encontrar el placer tocándome con los dedos y un dildo”. Mariana de 36 años.