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Arte coprológico

La caca de dinosaurio más bonita de la historia ha sido descubierta

Arte coprológico – Cacarte – Defecarte.

En Jurassic Park, Laura Dern mete todos sus brazos en popó de dinosauro para descubrir los hábitos alimenticios de un Triceratops. Para paleontólogos que estudian corpolitos, una palabra elegante para decir caquita, esta escena probablemente se siente cerca al corazón. Los esqueletos y huellas nos dicen mucho sobre la anatomía y comportamiento de animales extintos, pero nada pinta una imagen viva de sus dietas como "una gran montaña de mierda" por citar a la película.

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El caso es así: Investigadores dirigidos por Martin Qvarnström, un estudiante de doctorado en biología evolutiva en la Universidad Uppsala, usaron el Sincrotrón de Radiación Europeo (ESRF) en Grenoble, Francia, para estudiar los movimientos gástricos de depredadores triásicos que vivieron hace 230 millones de años, en lo que ahora es Polonia. Los sincrotrones son versátiles aceleradores de partículas que pueden ser usados para un gran rango de experimentos científicos, incluyendo escaneo de especímenes fosilizados sin ser invasivos.

Los resultados, presentados el jueves en la anual convención de sociedad de paleontología vertebral en Calgary, Canadá, representó exquisitamente bien cuidados restos de presas muertas dentro de coprolitos.

Toma, por ejemplo, esta impresionante vista de un esqueleto de pez parcialmente dirigido, con sus escamas en morado y aletas en verde.

Imagen: Martin Qvarnström

Según un reciente estudio de Nature, dirigido por Qvanström, el animal que cagó este impresionante espécimen era probablemente un miembro de la familia de los Ptychoceratodus, un grupo de grandes carnívoros triásicos de mar que defecaban en distintivas formas espirales. La desafortunada presa del depredador, enterrada a la posteridad en caca, fue probablemente un diminuto ejemplar de la familia de peces redfieldiid.

Qvarnström y sus colegas también analizaron un coprolito de un animal terrestre insectívoro, el cual estaba lleno de partes de escarabajo digerida. Aquí hay una semi-transparente imagen de un coprolito con las partes de insecto resaltadas en amarillo.

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Imagen: Martin Qvarnström

Ala de escarabajo preservada en el coprolito. Imagen: Martin Qvarnström

La creatura definitivamente disfrutó de un buen festín de escarabajo, y su éxito de digerir su presa ha, 230 millones de años después, abierto una pequeña ventana a las vidas y muertes de estos insectos.

Para Qvarnström y su equipo, estas cacas están llenas de historias sin contar sobre los ecosistemas del distante pasado. "El siguiente paso será analizar todos los tipos de coprolitos del mismo fósil con el fin de descubrir qué se comió que y comprender las interacciones en el ecosistema", él dijo. "Hasta ahora solo estamos en la punta del iceberg".

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