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Sexo

Así es ser criado con género neutro

Hablamos con padres y sus hijos sobre los beneficios y los desafíos de una educación en el género neutro.
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Foto: Amelia 

Artículo publicado originalmente por VICE Reino Unido.

En abril de 2016, entrevisté a dos madres que están criando a su hija con género neutro. Según ellas, puede ser liberador no tener expectativas sociales de los niños con base en su sexo. Sin embargo, muchas personas consideraron su decisión de crianza como una forma de adoctrinamiento antinatural—discutiendo que simplemente existe una diferencia biológica entre los hombres y las mujeres; que los niños no deberían ser engañados al pensar que pueden escoger y elegir. Como es lógico, mi artículo inspiró comentarios como: "Así se ve el abuso infantil moderno", y, "Otra madre egoísta proyectando sus problemas de identidad en un niño".

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Sin embargo, solo en los últimos tres años, muchas cosas han cambiado: la sociedad es mucho más consciente frente a la forma en que los estereotipos culturalmente impuestos pueden afectar negativamente a los niños. Los pronombres y los baños de género neutro están en aumento, dos colegios de género neutro existen ahora en Suecia, y un número creciente de escuelas en el Reino Unido están adoptando los uniformes con género neutro. Un estudio de 2017 encontró una conexión entre los estereotipos impuestos rigurosamente y los riesgos para la salud mental y física.

Así que quise hacer un seguimiento con Dani, una de las madres del artículo, para descubrir si las personas se han vuelto más tolerantes frente a su estilo de crianza desde la última vez que hablamos. "Las personas [todavía] creen que somos descuidadas o que abusamos de nuestra hija", dijo. "Pero literalmente lo único que estamos haciendo es permitir a nuestra hija Mathilda, que ahora tiene ocho años, que experimente y descubra las cosas que le gustan hacer, bien sea la danza, el fútbol, My Little Pony, o Batman. Simplemente no decimos: 'Esto es para niños, no puedes tenerlo'. No requiere de ningún conocimiento o de ningún pensamiento abstracto extraño, y creo que todos los padres deberían hacerlo". Dani explicó que Mathilda no se confunde sobre su propia identidad de género. "Es una niña, y eso le dirá a uno, pero también le encantan cosas que, de acuerdo con nuestra sociedad, 'le gustan a los niños', eso es todo".

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Ese es un punto importante a resaltar. Mathilda —por quien los críticos de la crianza en el género neutro parecen estar más preocupados— no está confundida. Muy frecuentemente, la discusión gira entorno a los padres y su decisión, en vez de tratarse de lo que escuchamos de los niños y sobre los niños. Así que para hacer eso, contacté a Amelia, de 24 años, y a su madre Evelijn, de 52, y también a Cearrah, de 28—una madre que encontré en un grupo de Facebook para "padres criando a sus hijos en un ambiente de género neutro". Finalmente, hablé con Ben Kenward, profesor titular de psicología en la Universidad Oxford Brookes, quien estuvo involucrado en una investigación que comparó a los niños en un preescolar con género neutro con otros que asistían a preescolares ordinarios en Suecia.

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Evelijn con su familia. Foto cortesía de Evelijn

Cearrah y su hijo de ocho años viven en una pequeña ciudad al oeste de Nueva York. "No es para nada fácil criar a un hijo de esta manera, donde vivo", me dijo por correo electrónico. "El año pasado, cuando mi hijo cambió de colegio, fue la primera vez que los profesores no intentaron convencerme de que los niños no podían usar vestidos en la escuela. Cuando entró a la escuela por primera vez, tuvo profesores que intentaron hacer que se cambiara sus ropas 'de niña', y yo tuve un orientador académico que me decía que ignorara el bullying porque eso lo haría más hombre".

Se cree que padres como Cearrah obligan a sus hijos a adoptar cierta identidad, pero ella dice que están haciendo exactamente lo contrario. "La mayoría de personas no entienden que no soy una especie de radical que impone sus visiones en mi hijo. Yo solo quiero que él sea feliz y que se sienta cómodo en su propia piel".

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Como con Mathilda, Cearrah me dijo que su hijo nunca se ha sentido confundido sobre su identidad. "Mi hijo todavía se identifica como masculino, y prefiere que se digan cosas como él/de él", escribió. "Pero no se ofende cuando gente extraña dice ella/de ella. Simplemente a veces sigue la corriente, y otras veces corrige a las personas. Hemos tenido muchas conversaciones al respecto y él sabe que puede elegir. Por un tiempo, consideró los pronombres neutrales, pero me dijo que, 'No se siente como yo'".

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El hijo de Cearrah. Foto cortesía de Cearrah.

Evelijn es una dramaterapeuta holandesa que se especializa en problemas LGBTQ, y madre de un hijo de género no binario y dos hijos que se identifican como masculinos, y también de una hija, Amelia. Conocí a Evelijn y Amelia a través de Radiant Love, un colectivo y club nocturno situado en Berlín que defiende la "inclusión en el performance, el arte, y la música electrónica". Evelijn trabaja en la entrada recaudando la tarifa de entrada en los eventos. "Siempre he estado rodeada de gente queer", dijo. "Crecí en una familia progresista; mi abuela era feminista. Es por eso que siempre me he sentido libre respecto a mi sexualidad y expresión de género. Nunca creí en el constructo social y cultural del género, y dejé que mis hijos se sintieran libres de ser quienes realmente son".

A diferencia de Evelijn, Cearrah explicó que inicialmente impuso algo de los estereotipos masculinos en su hijo, pero eventualmente se dio cuenta de que su forma de crianza no era lo que él necesitaba. "Me quedé en la ropa y los juguetes estereotípicos de niños hasta que tuvo cerca de 18 meses y comenzó a mostrar una preferencia por los vestidos y la brillantina", me dijo.

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"Al principio, no sabía nada de los niños no conformes y creía que algo estaba mal con mi hijo; lo obligué a que se quedara con lo que la sociedad me había dicho que era la vestimenta y los juguetes adecuados para los niños. No sé si alguna vez has visto a un niño pequeño deprimido, pero fue desgarrador. Comencé a leer un blog llamado Raising My Rainbow, que me ayudó a entender a mi hijo y a dejar de lastimarlo. De ese día en adelante, mi hijo ha tomado la delantera y se ha convertido en uno de los niños más felices que conozco".

Evelijn cree que las personas no entienden realmente lo que significa la crianza en género neutro. "No usé el pronombre neutro 'elle', ni negué el género asignado de mis hijos", dijo. "La forma simple en que luché contra el patriarcado fue tan solo al nunca decirle a mi hija que fuera una niña buena, y nunca decirle a mis hijos que actuaran como varones. Les permití a todos mis hijos un rango completo de expresión emocional y jugar con lo que fuera que prefirieran. El azul y el rosado solo eran colores para nosotros, y no eran específicos al género. Cuando hablara del futuro de mis hijos, usaba la palabra 'pareja' para asegurar que no tenía expectativas sobre el sexo con que fueran a terminar juntándose".

Cuando le pregunté a Dani cómo se encontraba últimamente Mathilda, me dijo que se está dejando influenciar más por lo que ve en televisión y lo que nota en las otras personas. "Otras personas le han dicho a mi hija que debería mantenerse en su 'carril rosa'", dijo Dani. "Ella solo tiene ocho años, y a pesar de que es consciente del binarismo de género, a veces cae en el mismo tipo de pensamiento limitado. Cuando eso pasa, simplemente hablamos de ello".

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A medida que su hijo crecía, Cearrah descubrió que era más capaz de transformar sus sentimientos en palabras. "Mejoró en las discusiones sobre sus diferencias con sus pares y ahora corrige a otros a su alrededor de forma fáctica, sin asumir que alguien lo está cuestionando de forma malvada".

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Foto de Amelia.

Amelia es una artista de performance radicada en Berlín. Le pregunté cómo fue ser criada en género neutro. "A diario, los niños en el colegio me decían cosas como, 'No puedes hacer esto porque eres una niña', pero eso me hacía sentir rebelde y mi respuesta era que definitivamente podía hacerlo". Cuando le pregunté si sintió confundida o afectada por los mensajes conflictivos que recibía en casa y lo que enfrentaba en la escuela, explicó que definitivamente sentía que había un choque entre su crianza y lo que la sociedad esperaba de ella.

"Yo jugaba tanto con niños como con niñas, pero recuerdo que un grupo de niños me dijo que no podía jugar con ellos y que tenía que irme porque querían privacidad—lo que no tenía nada de sentido para mí", dijo. "Tampoco entendía por qué mi profesor formaba equipos con base en nuestro sexo para las clases de gimnasia". Según Amelia, incluso los adultos la atacaban verbalmente. "Los padres se acercaban a mi madre y le decían que yo era promiscua porque quería jugar con sus hijos", me dijo. "Una vez, otra madre y mi profesor de educación física me dijeron que mi mamá debería comprarme un brasier porque me veía de forma inapropiada en una clase mixta. Siempre sentí que los adultos creaban cierta segregación entre los niños y las niñas, lo que para algunos niños resultaba en un miedo a interactuar con el sexo opuesto".

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Mathilda también se volvió súper-consciente de la frecuencia con que los niños y las niñas eran separados. "Cuando se da cuenta de cómo los pasillos de las tiendas de ropa están fuertemente enfocados en el género, habla con sus compañeros de clase del hecho de que todos los colores son para todo el mundo y que los niños deberían poder usar rosado también", explicó Dani. "Se enoja si los niños no le permiten formar parte de un juego de fútbol; le dijo a los niños que solo porque ella es una niña, no significa que no pueda hacer lo que estaba haciendo".

Mientras tanto, incluso aunque el hijo de Cearrah se ha vuelto más consciente de las elecciones que toma en relación con el género, su mamá sabe que también sigue siendo influenciado por sus amigos. "Normalmente, él escoge las muñecas cuando juega, pero si está en la casa de un amigo, se cuestiona y escoge en cambio los 'juguetes de niños'", me dijo Cearrah. "Por el contrario, cuando está con familiares cercanos, por ejemplo, ni siquiera lo piensa dos veces antes de ponerse a mirar vestidos. Pero he notado que cuando está con pares o con familiares lejanos, piensa mucho las cosas y se preocupa por tomar la decisión que parece incorrecta para los demás".

El hijo mayor de Evelijn sufrió de mucho bullying cuando tenía seis años; algo que no solo lo afectó a él, sino también a sus hermanos. "Él solo tenía amigas niñas y era percibido como 'metro', como se decía en ese entonces. Eso hizo que sus hermanos supieran que no debían comportarse como él porque tenían miedo de las consecuencias".

Aunque Amelia también sufrió de bullying, disfrutó su niñez. "Si tuviera que elegir entre la realidad [normas sociales de género] y mi propia crianza, disfruté más la última", me dijo. "Me siento muy privilegiada por haber nacido en este hogar porque me siento muy libre ahora y el género no significa nada para mí".

La experiencia de Amelia es soportada por investigaciones. De acuerdo a un estudio de 2017, los niños matriculados en un kínder sueco de género neutro obtuvieron puntajes más bajos en las medidas de estereotipos de género y estaban más dispuestos a jugar con niños desconocidos de género diferente.

Bene Kenward fue uno de los investigadores del estudio. El psicólogo británico me dijo que no le sorprendieron los resultados. "La influencia de la sociedad es muy grande, pero crecer en ambientes con género neutro definitivamente tiene beneficios", me dijo. Cuando le pregunté si era confuso crecer entre dos realidades diferentes, explicó mediante su investigación que los niños criados en un ambiente de género neutro no están más confundidos con sus identidades que los que crecen en escuelas tradicionales. "No son menos propensos a notar el género de otra persona, simplemente registraron puntajes más bajos en la medida de estereotipos de género", dijo.

Claramente, la educación en género no conforme puede tener consecuencias, pero según Dani, su estilo de crianza no está haciendo que su hija se pierda de nada, es más bien lo contrario. "Se ha juntado con las chicas para escalar o montar en sus scooters, y a los chicos para correr por ahí y jugar fútbol", dijo Dani. "A mi hija le importa más con lo que está jugando un niño, que con quién lo está jugando".