Estas personas todavía creen que David Murcia Guzmán es un mesías
Montaje: Pablo David G. | VICE Colombia

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Estas personas todavía creen que David Murcia Guzmán es un mesías

El condenado fundador de DMG, la pirámide más famosa de nuestra historia reciente, ha forjado un culto poderoso, incluso entre quienes perdieron millones por culpa de su empresa.

“Crean en ustedes mismos, en Dios, en DMG y en David Murcia Guzmán”. Bajo este lema mesiánico se arropó durante años el empresario ubatense David Murcia Guzmán, apodado el ‘rey Midas’ colombiano. Y es que eso parecía: a través de la empresa que llevaba las siglas de su nombre, DMG Grupo Holding S.A., multiplicaba la plata. Así, sin mayor esfuerzo. Metía uno un peso y le devolvían tres. “Dinero a Montón Gratis”, le decían.

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Refresquemos la memoria. Murcia fundó la empresa en 2003 en La Hormiga, un municipio del Putumayo. DMG, decía él, era una comercializadora de bienes y servicios a través de tarjetas prepago, en un esquema de mercadeo multinivel. En teoría, la cosa era sencilla: uno invertía desde 100.000 pesos y le daban una tarjeta que, de inmediato, podía usarse para adquirir bienes y servicios ofrecidos por la empresa: desde ropa, mercado, televisores y lavadoras, hasta viajes por todo el mundo, cirugías o celulares. A los seis meses, se le devolvía al cliente en efectivo entre el 70 y el 150 por ciento de la inversión inicial. Es decir, si uno había comprado cien mil pesos, podía recibir de vuelta hasta doscientos cincuenta mil entre mercancía y efectivo.

En el voz a voz, la empresa cogió tanta fuerza que ocupó el país entero. El número de personas metidas en el negocio, se calcula, llegó a los doscientos mil. Gente que, como se supo en su tiempo, vendió sus propiedades o retiró sus ahorros del banco para darle esa plata a DMG porque, como dice Isabel*, una de sus antiguas clientes, “nunca se supo que le hubiera incumplido a nadie”.

Eso hasta que la pirámide colapsó con su captura en 2008. La Fiscalía determinó que Murcia, siete de sus socios y su esposa Johanna Iveth León eran culpables de concierto para delinquir, captación masiva y habitual de dineros del público, lavado de dinero y cohecho. Murcia, el ‘Midas’ criollo, fue extraditado a Estados Unidos ese año por cuestiones de lavado de activos presuntamente asociados con narcotráfico en ese país. Además de las irregularidades del esquema piramidal de DMG, se sumaron acusaciones de vínculos con narcos como alias 'Macaco' y 'Chupeta' que, según comentó su abogado ahora que se cumple la sentencia: "No hay ninguna prueba de que David Murcia Guzmán recibió directamente una valija de dinero de un narcotraficante. Pero como él es el jefe de la organización hubo quizá personas que sí recibieron algo de dinero indebidamente".

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Mañana 11 de noviembre, después de nueve años de cárcel en Estados Unidos, Murcia cumple su sentencia. Y, si todo ocurre como debería, regresa deportado a Colombia a cumplir con los otros 22 años de condena que debe pagar aquí.

Pero Murcia no es un criminal como cualquiera. Alrededor de él se instauró un culto que, para muchos, no cesa: la llamada Gran Familia DMG. A pesar de haber confesado y de estar condenado, grupos de ciudadanos han estado liderando campañas afiebradas por su liberación. “David Murcia Guzmán era el beneficiario de los necesitados, el que sí cumplía. Todos en la Familia DMG esperamos ansiosos su liberación”, cuenta Orlando*, un ingeniero que invirtió diez millones de pesos y, en sucesivas reinversiones, ganó hasta cincuenta y compró carro nuevo. “David es un mártir de la justicia”.

Zilena Rodríguez, actriz y modelo “defensora del medioambiente, los animales y los valores perdidos” lidera, desde 2010, la campaña por la libertad de Murcia a través de los grupos de Facebook “Liberen ya a David Murcia Guzmán”, que ya tiene más de 1386 miembros, y “Familia DMG”, que supera los 2000. “David, muchas gracias por permitirle a tu Gran Familia DMG acompañarte”, cuenta en los videos que ha estado publicando para presionar por la libertad de Murcia, amigo suyo. “Estamos dispuestos a ponernos a tu servicio”.

En estos nueve años, la reparación a las víctimas que quedaron sin un peso después de la captura de Murcia ha sido un enredo. Empezando por los líos de los lotes con los que se repararía a los afectados. En 2009, les repartieron apenas 130 dólares por cabeza a exclientes que, incluso, habían llegado a invertir 38 millones de pesos. “Un amigo que invirtió veinte millones recibió solo doscientos mil pesos. No han dado toda la plata”, recuerda Orlando. “Por eso esperamos a que vuelva David a que lo arregle”.

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La esperanza de la reparación y la idea de que la culpa no es de la pirámide ilegal sino del gobierno y su “persecución a un hombre honesto” es recurrente entre los miembros de la Familia DMG. Algunos albergan la esperanza de que con la salida de Murcia de prisión en Estados Unidos recuperarán su dinero, porque él “siempre cumple”. Olgalucía Pineda, una de las miembros del grupo en apoyo a la liberación, lo dice así: “Estoy feliz de que lo liberen, que esté aquí otra vez. Yo invertí y no alcance a recibir, tengo mis tarjetas ahí guardadas. Sigo esperando: todo el apoyo como siempre a David porque de él junto con mi familia siempre recibimos lo mejor”.


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Murcia sigue siendo un mito: el ‘Midas’, el de la multiplicación de la plata, el empresario honrado que sacó a cientas de familias de la olla. “Para mí fue un empresario muy honesto y cumplido. Dios te bendiga, David. Pedimos pronta liberación para este gran empresario, toda la familia DMG”, escribió esta semana Flor Alba Enríquez, una de las activistas que apoya la salida de Murcia de la cárcel, a sus compañeros. Y esa convicción de que DMG era el camino se ve de forma radical en el mismo foro de opiniones de los grupos de Zilena Rodríguez. “Si él volviera a levantarse me uniría a él”, publicó Edgar Sánchez, uno de los seguidores de Murcia. Y a la publicación, le siguió una cadena: “Igual yo me uniría otra vez”, “Seguiría en mi familia DMG”, “Seguiría con DMG”, “Me uno de nuevo”.

Ese agradecimiento incondicional de muchos de sus seguidores y amigos ha cristalizado también desde las reinterpretaciones de las siglas mismas de DMG. “Dios Mío, Gracias”, clamaban en las filas del lote en la Autopista Norte las personas cuando salían con sus bolsillos llenos. Y lo claman ahora, a pesar de las pérdidas. “Es algo ridículo por parte del Gobierno mandar preso a una persona que le quitó el hambre a tantas personas y educó; el Gobierno solo se dedicó a cumplir con favores políticos y llenarse. David Murcia tiene que estar libre: no más violaciones con este hombre y su familia”, respondió Maria Elena Vargas a Zilena, en uno de sus streamings pro-DMG.

Aunque liquidada su empresa y embargados sus bienes, en prisión, nueve años después de su condena, a David Murcia Guzmán le ha quedado algo más poderoso que la plata aparentemente infinita de su negocio: un imperio emocional que, como el de los grandes líderes mesiánicos, sigue expandiéndose.