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Noisey

Por qué admiro a Kanye West

"​Puede parecer estúpido, ridículo o simplemente nocivo, pero sí, admiro a Kanye West."

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Puede parecer estúpido, ridículo o simplemente nocivo, pero sí, admiro a Kanye West.

Es algo un poco conflictivo porque el tipo acostumbra a hacer todo tipo de cagadas, decir burradas o comportarse como un imbécil. En nuestra sociedad moralista donde todo el mundo distingue perfectísimamente quien es un mártir y quien es la viva representación de Satanás, Kanye esta ahí abajo con burócratas del PP, Justin Bieber, banqueros y 'los millenials'.

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Pero a pesar de todo esto, no puedo sino admirar su irracionalidad, sus impulsos megalómanos y sentir simpatía por el personaje que es fundamentalmente la reencarnación de Fitzcarraldo.

Kanye West en Twitter

Kim Jong Il, dictador de Corea del Norte y cinéfilo, escribió un manual de dirección de cine lleno de estupideces y locuras pero regido por una máxima bastante buena: "aim high in creation".

Kanye es posiblemente el artista contemporáneo que más alto apunta.

A Kanye no le interesa lo local y lo cercano, sino la longevidad y la universalidad: Kanye no quiere cambiar su barrio, quiere ser el mejor artista de la historia mundial.

En nuestro contexto político actual, donde lo directo, local e inmediato parece ser más valioso que lo abstracto, global e intangible, Kanye subvierte el razonamiento paleo-izquierdista de 'folk-politics' para intentar crear algo más duradero e imperceptible.

Es decir, en nuestra sociedad moralista y simplista, Kanye debe ser castigado por defender a Bill Cosby, por los gestos inmediatos que despliegue por Twitter o las noticias. Es 'el malo' por lo que hace en frente nuestro, aquí y ahora.

Pero su estrategia es a largo plazo, no estrecha de miras ni inmediata. Solo han pasado 3 años, pero basta con mirar atrás a Yeezus para poder ver su tremendo impacto en la sociedad gringa y por ende, global.

Recordemos que "Black Skinhead" y "New Slaves" son anteriores a los disturbios de Ferguson o Baltimore, y dos años anteriores al "Alright" de Kendrick Lamar.

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Desgraciadamente no tengo el tiempo para dedicarme en profundidad a esto, pero sería realmente interesante investigar hasta qué punto Yeezus influyó en la fundación de movimientos como Black Live Matters (que surgió el mismo verano que Yeezus) o en general en el clima de protesta contra la violencia racial que lentamente aparece en el mainstream.

No fue hasta después de Yeezus que otras artistas afroamericanas como Beyoncé o Rihanna publicaron vídeos abiertamente críticos contra la represión policial estadounidense. "Formation" de Beyoncé y sus referencias al Katrina llegan 11 años después del famoso "George Bush doesn't care about black people" de Kanye.

Es un personaje que siempre se ha esforzado en anticiparse y subvertir:

Mientras el indie reaccionario primaba los sonidos 'cálidos', 'humanos', 'cercanos', y 'amables', Kanye abría Yeezus con un sonido abrasador, metálico, alienante y violento. Frente al 'fascismo cupcake' que insiste en reclamar ideales burgueses ante las posibilidades de una crisis (trabajo, casa y coche pudiendo pedir automatización y abolición del trabajo como necesidad), Kanye contradice todo el discurso pequeño-burgués basado en 'amabilidad' y 'niceness', y se esfuerza por ser antagonista.

(es imprescindible leer esto para entender la idea y rechazo del 'fascismo cupcake')

No gusta porque no es respetuoso con los 'ídolos' y decide versionear a Queen en Glastonbury, inflamando a un coro de monaguillos: '¡cómo se atreve!'; o invitar a Paul McCartney a tocar una canción con él y ponerle a tocar el órgano: '¡Cómo se atreve a hacer una colaboración y no dejarle cantar!'

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Mientras Kendrick Lamar recibe Grammys de manos de la élite blanca norteamericana por, en un clima de enfrentamiento, ofrecer coros esperanzadores de buen cristiano ("everything's gon be alright"), Kanye es demonizado por ser explícitamente blasfemo: por proclamarse Dios cada vez que tiene ocasión, por criticar a católicos y protestantes, por tener aspiraciones impropias de un huérfano negro de Chicago.

Puede que Kendrick critique la represión policial, pero al menos es un buen creyente.

En cambio Kanye no gusta porque no es un partidario del horizontalismo ni del consenso. Es posiblemente lo opuesto a las mentalidades detrás de Occupy o el 15M porque no se "compromete". 'Comprometerse' implica formar una parte pequeña de un movimiento mayor, y Kanye no quiere adoptar esa mentalidad subordinada a la división del trabajo. Él aspira a liderar su propia carrera y por lo tanto no se deja llevar por la opinion popular sino que intenta anticiparse a ella, guiarla. No busca el consenso sino sus objetivos.

Eso le hace parecer egocéntrico, errático, insolente y por ello se le acusa de dar palos de ciego.

Creo que el Kanye que defiendo está mejor retratado en Black Skinhead cuando parafrasea a Malcolm X: "my by-any-means on". Esa frase está sacada de un discurso que Malcolm X dio en su último año de vida, cuando proclamó:

"We declare our right on this earth to be a man, to be a human being, to be respected as a human being, to be given the rights of a human being in this society, on this earth, in this day, which we intend to bring into existence by any means necessary."

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Kanye no encaja dentro de los parámetros de la paleo-izquierda moralista e infantilizante porque no prima los medios sobre el fin, sino el fin sobre los medios.

Mientras la izquierda contemporánea se esfuerza por embarrar ética con política, Kanye se sale de su camino para separarlos constantemente. Si la izquierda contemporánea cada vez se esfuerza más en crear narrativas pseudo-religiosas de buenos buenísimos vs. malos malísimos, Kanye aspira a encarnar ambas formas a la vez: apunta a la universalidad y a la complejidad frente a la simplicidad y lo inmediato.

Por eso es un tipo fuera de su tiempo. Porque hoy en día no se puede admirar a alguien si no es impecable en absolutamente todos los ámbitos de su vida. En nuestra página hermana de Noisey US publicaban el otro día una columna de opinión en la que la autora declaraba dejar de ser fan de Kanye por su sexismo. En este clima donde se confunde política con moral, la complejidad de carácter es patrimonio exclusivo de hombres caucásicos en la ficción de HBO, no de huérfanos negros en la vida real.

The Life of Pablo lleva una semana ahí fuera y sinceramente no me acaba de convencer, pero como demuestra su trayectoria más inmediata, Kanye no piensa en el aquí y el ahora, sino en lo que está por venir.

Lecturas:

Adam Harper "On Music And Folk Politics"

Nick Srnicek & Alex Williams "Inventing The Future: Postcapitalism and a World Without Work"

Tom Whyman "Beware of Cupcake Fascism"

Nicolás Prados escribe en Young Vibez